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27 de Diciembre de 2024
EDITORIAL
1 de julio de 2024
El gobernador enfrenta un escenario social y político inédito en sus casi siete años de gestión. Acorralado tras una mala jugada con Laudelina, en Corrientes parecen haberse instalado los fantasmas que atormentaron a Capitanich y le hicieron perder el Chaco.
Diecisiete días después de la desaparición de Loan y casi siete años después de asumir como gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés sintió por primera vez en su vida política escalofríos en la espalda.
Un furioso reclamo popular en la capital de esa provincia sacudió el entramado de poder y desató un estado de ebullición de imprevisibles consecuencias.
Y el pueblo le dejó en claro a Valdés que puede dejar pasar varias cosas, pero que no perdonará -bajo ningún punto de vista- un acto de injusticia cuando está involucrado un niño.
La jugada política del gobernador, al filo de lo judicial, no cayó bien en la opinión pública y, peor, movilizó a esos correntinos que mansamente venían viviendo al ritmo que imponía, en todo sentido, Valdés.
El mandatario decidió convalidar la versión que dio Laudelina Peña, tía de Loan, una declaración que todos entienden que es falsa de falsedad absoluta.
Este caso es un antes y después en la historia sociopolítica correntina.
Y lo que pasó anoche, puntualmente, es un parteaguas en la relación del mandatario con el pueblo. Nunca antes había sucedido algo parecido.
Valdés no puede negar la realidad. Y la realidad es que una funcionaria municipal del mismo partido que él está involucrada en la desaparición de un nene. Una funcionaria con la que el propio gobernador tiene más de una foto.
Hoy lunes habrá marchas y movilizaciones en todas las ciudades y localidades de la provincia pidiendo justicia por el pequeño niño de 5 años del que nada se sabe desde la tarde del jueves 13 de junio.
El momento que atraviesa Valdés, fuera de eje y sin brújula, lo dejó en claro la propia ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich al hablar ayer en 9 de Julio, el pueblo de Loan.
“El gobernador está desesperado por lo que está pasando”, aseguró. Ni más ni menos que eso.
Y los antecedentes cercanos, tanto geográfica como temporalmente, son contundentes: en el Chaco un caso similar precipitó el final de Jorge Capitanich, quien -al igual que Valdés- no actuó rápido, subestimó una situación que con el correr de los días no supo cómo enfrentar y finalmente se lo llevó puesto.
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