Cuando se combate una organización criminal, se corta la cabeza, no sus brazos. Sino, existe la certeza que seguirá planificando aún si inclusive se queda también sin piernas. 

Optimizar recursos ante la escasez de los mismos ya que esa es, muchas veces, el impedimento. Ahora si el motivo por el cual no se llevan adelante grandes procedimientos es, de verdad, que no se cuenta con tales recursos entonces ¡estamos muy mal!
 

Este flagelo se combate casi con las mismas armas que lo hacen extremadamente fuerte y casi indestructible: el innegable poder económico que posee. 

Jamás nuestros legisladores, tanto nacionales o provinciales, aprobaron una ley tan necesaria como es la denominada extinción de dominio. 

Las áreas de la justicia en el Chaco solo poseen dos fiscales antidrogas con seis empleados cada una; y un solo vehículo para toda la provincia. 

¡Parece un CHISTE, pero no lo es!
 

Las fuerzas de seguridad NO CUENTAN con siquiera los recursos mínimos para combatir al narcotraficante que provee a los dealers que pululan y proliferan cada vez más en nuestra provincia. A duras penas se lo puede hacer por tierra; impensado es querer hacerlo por aire o agua. 

Ni se cuenta con un fondo especial para ello. Además, las leyes locales no son tan duras como debieran ser.

No se cuenta con un verdadero plan o programa de prevención y contención de adictos en el Chaco.  

La gran pregunta es ¿cuánto vale para el Estado la vida de nuestros jóvenes que hoy y no mañana ya están siendo perjudicados por el narcotráfico que a su vez es la raíz indudable de más del 99% del origen de todos los delitos que padecemos a saber?

Un dato aterrador.

Los últimos FEMICIDIOS ocurridos en nuestra provincia este mes tuvieron como escenarios búnkeres de drogas. Y lo dijo el propio jefe de la Policía del Chaco.  Los femicidias vendían droga.  

Femicidios.

Homicidios.

Abusos sexuales.

Siniestralidad vial. 

Robos.

Hurtos.

Estafas.

Daños.

Deserción escolar.

Desintegración familiar. 

Estos delitos son los más graves; y ni hablemos de otros más y faltas comunes conocidas como contravenciones. 

Hay que ir por los verdaderos NARCOTRAFICANTES que hacen lo que quieren en nuestras fronteras y puntos limítrofes. De lo contrario siempre se combate al más débil pero el poderoso sigue creando otros tentáculos o ramificaciones. Díganlo como quieran.

La policía y el Poder Judicial seguramente e indudablemente cuentan con los hombres y mujeres para hacer el trabajo, pero sin recursos todo seguirá igual. Nos cansaremos de ver casi con seguridad a los mismos de siempre presos; los secuestros de estupefacientes de la forma habitual y en cantidad mínimas y hasta ínfimas que muchas veces ni siquiera justifican los gastos que demanda el procedimiento. 

Y la mejor prueba de ello es que no cesan los procedimiento contra los denominados PEREJILES. 

¿O no?

Gustavo Olivello 
Alerta Urbana