Se llama Carlos Alvarado y tiene 42 años. Hace casi una década que trabaja como recolector de residuos.

A pesar de su dramática apariencia, el Kjeragbolten es relativamente fácil de acceder a pie sin ningún equipo especial, lo que lo convierte en uno de los puntos turísticos más atractivos de Noruega.

El salvadoreño nunca imaginó que lo pararían por la calle para pedirle fotos o saludarlo y que tendría miles de seguidores de distintas partes del mundo.

"Un par de todos esos me entraba y me quedó bien, como anillo al dedo. Me los puse y uno de mis compañeros me dijo: 'Te voy a grabar'. Luego lo publicó en las redes y a las cinco horas me llamaron para decirme que era famoso", contó Carlos a Univisión.

Pasó de no saber ni cómo manejar las redes sociales, a ser el protagonista de un fenómeno viral imparable. "Muchas personas empezaron a apoyarme y a los 21 días de aquel primer video, yo empecé a hacer mis primeros videos. Ahí vi la gran respuesta de la gente", explicó el hombre que llegó a tener hasta 16 millones de reproducciones en sus clips.

"Desde que llego ya soy otra persona, me dedico con la pasión más grandes para recoger la basura y para que los clientes quieren bien satisfechos", cuenta Carlos que utiliza a sus compañeros de trabajo como camarógrafos.

Según contó al ciclo "Primer Impacto", se pone los zapatos desde que se levanta y así fue logrando dominar los tacos más delgados y delicados. En cada actuación lo da todo: "Doy piruetas, salto del camión y levanto los botes que pesan entre 18 y 30 kilos cada uno, pero a mí no me importa porque amo mi trabajo".

"A las mujeres les encanta lo que hago y yo siempre les digo que todas podemos, hay que practicar y listo", finalizó.

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