Nicholas Smithson, un joven australiano de 38 años, se dio cuenta de que tenía el pelo largo y que ya era hora de ir a la peluquería por un corte. Lo que no sabía es que esa visita le iba a cambiar la vida para siempre y que su historia sorprendería a todos.

Mientras su peluquero lo atendía, se dio cuenta de que tenía un extraño lunar en el cuello, por lo cual le sugirió que vaya al médico para que le hagan una revisión. Luego de pensarlo, decidió hacerle caso y el diagnóstico de los especialistas fue fatal: se trataba de un lunar cancerígeno y solo le quedaban seis meses de vida.

Según el medio británico Mirror, al principio, Smithson había consultado con dos expertos que le dijeron que no se preocupara pero, con el pasar de los días, el lunar seguía creciendo y él se dio cuenta de que había algo que no estaba bien. Por esta razón, decidió visitar a un dermatólogo que le realizó una biopsia de inmediato.

Los resultados no eran nada buenos: el lunar se trataba de un melanoma nodular, una especie de cáncer en la piel. A pesar de la mala noticia, no era lo único que determinaba su condición, ya que le informaron que el tumor se había propagado y había llegado hasta los ganglios linfáticos.

Dentro de este terrible escenario, los médicos le anunciaron que su esperanza de vida serían tan solo de seis meses. “Era el peor escenario posible”, contó en diálogo con The Courier Mail. “Recuerdo que miré a mi pareja y le dije: ‘Me voy a morir, esto me va a matar’. Fuimos a mi casa y simplemente nos quedamos mirando la pared en blanco y lloramos”, relató.