Jueves
23 de Octubre de 2025
CIENCIA
23 de octubre de 2025
Un nuevo estudio científico revela que el emblemático glaciar de la Patagonia comenzó a perder espesor desde 2019, desafiando su fama de “glaciar milagro”.
Durante décadas, el Perito Moreno fue considerado un glaciar casi inmutable frente al cambio climático. Sus gigantescos bloques de hielo se desprendían con estruendo en el Lago Argentino, pero su estructura permanecía firme, dando la sensación de estabilidad.
Sin embargo, un estudio publicado en Communications Earth & Environment y destacado por el New York Times advierte que el glaciar ha comenzado a perder masa a un ritmo acelerado desde 2019, lo que podría derivar en una pérdida de estabilidad estructural con consecuencias graves.
💡 Lo que preocupa a los científicos
Parte de la estabilidad del Perito Moreno se debe a que su base está apoyada sobre el fondo del lago.
La pérdida de hielo podría hacer que el glaciar se despegue y empiece a flotar, acelerando su desintegración.
La medición de espesor se realizó con tecnología de radar en helicóptero y análisis satelital, confirmando la aceleración de la pérdida de masa.
Bethan Davies, glacióloga de la Universidad de Newcastle, alertó:
“Los glaciares pueden recuperarse si bajan las temperaturas y nieva más. Pero eso solo será posible si dejamos de agregar dióxido de carbono a la atmósfera”.
El Perito Moreno, de 32 kilómetros de largo y Patrimonio de la Humanidad, siempre fue un caso excepcional, equilibrando la pérdida de masa con la acumulación de nieve. Hoy, ese equilibrio pende de un hilo.
🌍 Un problema global
El retroceso del Perito Moreno se enmarca en un contexto global: en 2024, las 19 regiones glaciares del planeta registraron pérdida neta de masa por tercer año consecutivo, derritiéndose más de 450.000 millones de toneladas de hielo. Celeste Saulo, titular de la OMM, remarcó:
“Preservar los glaciares no es solo una necesidad ambiental, económica y social. Es una cuestión de supervivencia”.
El coloso azul de la Patagonia, antes considerado intocable, empieza a ceder, y con él se desvanece la idea de que aún existen rincones inmunes al avance del cambio climático