El 27 de junio de 1994, la FIFA suspendió a Diego Maradona tras dar positivo por efedrina en un control antidoping durante Estados Unidos 1994, marcando el fin de su historia en los campeonatos mundiales. 

El resultado se conoció seis días después del partido ante Nigeria, donde el Diez había sido sometido al examen. La icónica imagen de Maradona saliendo sonriente del control, tomado de la mano de una enfermera, se convirtió en su última escena gloriosa en la competencia.

“Me cortaron las piernas”, declaró un devastado Maradona, negando haber consumido sustancias prohibidas. Aseguró que el positivo se debió a un medicamento para la congestión, pero la FIFA lo suspendió de inmediato e inició una investigación que derivó en 15 meses de sanción.

El análisis detectó cinco metabolitos de efedrina, un estimulante presente en algunos medicamentos. Argentina, que había brillado en su debut (4-0 a Grecia), se derrumbó tras su expulsión: perdió con Bulgaria y fue eliminada por Rumania en octavos.

La sanción significó el adiós definitivo de Maradona a la Selección. Con 34 años, cerró una era que lo consagró en México 1986. El entonces DT, Alfio “Coco” Basile, admitió años después que el equipo nunca superó el golpe anímico.

El escándalo tuvo repercusión global. Maradona era la estrella del torneo, y su salida forzada dejó un vacío. Aunque surgieron teorías conspirativas, el desenlace fue irreversible.

Tres décadas después, aquel episodio sigue siendo una sombra en su carrera, pero no opacó su legado. La imagen de su despedida en el Foxboro Stadium permanece como un símbolo de tristeza y grandeza en el fútbol mundial.