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ECONOMÍA
31 de marzo de 2025
La Nación redujo los impuestos para traer mercadería de afuera.
El Gobierno dispuso este lunes la reducción de los aranceles de importación de productos textiles, calzado, hilados y telas con el objetivo de que disminuyan los precios, que se encuentran por encima de los valores internacionales. De todos modos, no se espera una disminución pronunciada y el impacto en la industria podría ser importante.
En detalle, a través del Decreto 236/2025, se recortaron los aranceles de ropa y calzado, que pasarán del 35% al 20%; de telas de 26% a 18%; y los distintos tipos de hilados, de 18% a 12, 14 y 16%, volviendo a los aranceles previos a 2007.
Para poner en contexto de lo que viene sucediendo con la indumentaria, la consultora Analytica señaló en un informe: “En la Argentina, existe una fuerte percepción de que los precios de la ropa son excesivamente altos. Una rápida comparación entre productos idénticos de una cadena internacional de vestimenta presente en todo el mundo confirma que esta impresión no es infundada: las diferencias de precios entre la Argentina y España superan el 100% y, en algunos casos, se acercan al 200%”.
Son brechas similares a las que se manejan en el Gobierno, desde donde se asegura que, por ejemplo, una remera cuesta en Argentina 310% más que en España (sale 41 dólares en Argentina y 10 en España) y 95% más que en Brasil (la misma remera se consigue a 21 dólares).
Si bien en el último año los precios de indumentaria y calzado aumentaron por debajo del promedio general, en los años previos registraron incrementos muy superiores.
Tomando como referencia al primer semestre de 2019, para noviembre de 2022 habían crecido un 49,7% más que el nivel general. En noviembre de 2023, al inicio de la gestión de Milei, esa brecha se redujo al 37,1%, mientras que en febrero de 2025 prácticamente convergió con la relación promedio del primer semestre de 2019, con un incremento apenas superior del 3,5%.
“Este comportamiento está estrechamente vinculado a la evolución de la demanda. En períodos de expansión del consumo y de aceleración inflacionaria, los precios relativos de la ropa tienden a aumentar con mayor intensidad. Por ejemplo, en 2022, el consumo privado creció un 9,4%, acompañado de un fuerte encarecimiento de la vestimenta en términos relativos, con una inflación interanual 26 puntos porcentuales por encima del nivel general”, sostuvo Analytica.
“En 2023, con un crecimiento más moderado del 1% en el consumo, la brecha de precios comenzó a reducirse, ya que los precios de la vestimenta crecieron 42 puntos porcentuales menos que el índice general”, precisó.
Posteriormente, tras la caída del consumo del 4,2% en 2024, la relación de precios de la indumentaria y el calzado se acercó aún más al promedio del primer semestre de 2019, situándose apenas un 3,5% por encima del nivel general y con una inflación 33 puntos porcentuales inferior al promedio general.
“La suba en el precio de la ropa y el calzado fue muy superior al del resto de los bienes y, dado que no recibieron un tratamiento impositivo demasiado diferente al del resto en impuestos internos, parece difícil justificar que esta situación no sea explicada, en parte, por los elevados niveles de protección que limitan la competencia”, consideró la consultora.
Y añadió que “el incremento más acelerado de precios de la vestimenta y el calzado en la Argentina se observa no solo al comparar con otros bienes, sino también con la relación de precios presente en otros países donde incluso, el incremento del precio de la ropa fue mucho menor a nivel general, como en el caso de Brasil”.