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OPINION

9 de octubre de 2020

Luis Majul. "Alerta en el Gobierno: Cristina y Máximo Kirchner quieren echar a medio gabinete"

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El periodista ultrakirchnerista Roberto Navarro no es un gran analista. Sus pronósticos suelen resultar equivocados. De hecho, todavía se lo recuerda por el enorme error que cometió durante las elecciones presidenciales de 2015, en las que dio ganador a Daniel Scioli frente a Mauricio Macri. ¿Te acordás?

El periodista ultrakirchnerista Roberto Navarro no es un gran analista. Sus pronósticos suelen resultar equivocados. De hecho, todavía se lo recuerda por el enorme error que cometió durante las elecciones presidenciales de 2015, en las que dio ganador a Daniel Scioli frente a Mauricio Macri. ¿Te acordás?. Pero en las últimas horas Navarro volvió a ser noticia porque, inmediatamente después de la decisión de la cancillería de respaldar el informe de Bachelet sobre la violación de los derechos humanos en Venezuela, el comunicador pidió renuncias en el gabinete a granel.

Parece que los chicos grandes de Cristina no se bancaron el hecho de que el jefe de Estado se mantuviera firme en la condena a Venezuela. Pero Navarro, palabra más, palabra menos, les habló a los ministros, les pidió que "tengan la dignidad de irse". No se sabe con qué autoridad moral lo hizo. Si se descuenta que, cada vez que abre la boca, lo hace con el guiño de la vicepresidente Cristina Fernández.

Navarro, igual que Luis D'Elía, Juan Grabois, Hebe de Bonafini y, dicen, la propia Cristina Fernández, quieren llenar el gabinete con "gente del palo". De su palo. A ellos no les gusta, va de suyo, Santiago Cafiero. Lo acusan de no tener envergadura política para ocupar la jefatura de gabinete.
La vicepresidenta sugirió que se lo reemplazara, al propio jefe de Estado, un par de veces. La primera fue en marzo, antes de la pandemia. "Si se meten con Santi se meten conmigo. Santiago soy yo", lo defendió Alberto, en esa oportunidad. No se sabe qué le dijo en la segunda.
Pero ahora, además de Cafiero, en el ranking de los observados por el Instituto Patria se encuentran:

El presidente del Banco Central, Miguel Ángel Pesce. Le achacan haber presentado el paquete para lograr liquidación de retenciones y subir el nivel de reservas tarde y mal. Creen que está corriendo el dólar desde muy atrás y que tarde o temprano se lo va a llevar puesto una devaluación.

El ministro Martín Guzmán. Bendecido inicialmente por Cristina, ahora lo responsabilizan por haberse enamorado del acuerdo con los acreedores privados. Le endilgan falta de coordinación con Matías Kulfas, Cecilia Todesca y Mercedes Marcó del Pont. Dicen que le quedaría una bala de plata: un buen acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. ¿Pero qué sería un buen acuerdo con el Fondo? La mitad del Frente de Todos sostiene que no hay que pedirle plata, pero el Banco Central necesita urgente recuperar la sangría de reservas que se viene produciendo desde marzo.

Felipe Solá: al canciller lo acaba de poner en la mira el ala dura del cristinismo. Hebe de Bonafini, que de tonta no tiene un pelo, le dijo, palabra más, palabra menos, que no sabe dónde está parado.
Marcela Losardo: está en la mira de Cristina y del Instituto Patria desde el principio. La acusan de no hacerse cargo de cumplir el pacto de impunidad entre la vicepresidenta y Alberto. Le enrostran no "militar" la reforma judicial que pretende imponer Cristina. Le reclaman su nula incidencia sobre la Corte. Ya le pidieron su cabeza al Presidente. Alberto respondió: "Si la tocan a Marcela me tocan a mí".
Sabina Frederic: los chicos grandes de La Cámpora dicen que es piantavotos. Que no se puede responder a cada hecho de inseguridad, con una reflexión antropológica. Asediada por Sergio Berni, al macho alfa de la seguridad, la carta de Cristina para pelear el voto de las madres en la provincia de Buenos Aires, la ministra sobrevive por el decidido apoyo del jefe de Estado.
Los talibanes del Instituto Patria tampoco están muy conformes con el ministro de Educación, Nicolás Trotta, el de Trabajo, Claudio Moroni, el de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, la de Desarrollo Territorial y Hábitat, María Eugenia Bielsa, y el de Salud, Ginés González García. Para este pelotón las críticas son diversas. Desde correr detrás de los acontecimientos, hasta subejecutar los presupuestos en sus respectivas áreas. Ya le oyeron decir, no solo a los cristinistas más puros, sino también a dirigentes que responden a Sergio Massa, que si le tienen miedo a las causas penales bien podrían renunciar y dejarles el lugar a otro.
Por supuesto, Cristina y sus muchachos son muy cuidadosos a la hora de evaluar las gestiones de los propios. Se desconoce, por ejemplo, cuáles fueron los grandes proyectos del ministro de Cultura, Tristán Bauer, más allá de repartir subsidios a los amigos, muchas veces, pasando por encima de las normas que los prohíben.

Desde el ala del Gobierno que se siente atacada también preguntan cuáles fueron los grandes logros del ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié. Una fuente que responde al jefe de Estado afirmó: "Si el rabino (Sergio) Bergman hubiera tenido bajo su gestión la cantidad y la gravedad de incendios que azotan a gran parte del país, ya lo habrían apartado hace rato".
Lo curioso de la nueva embestida de Cristina es que no pone en tela de juicio sus propias acciones. Todas las encuestas, incluso las que le dan mejor, demuestran, a través de las respuestas de los consultados, que la principal razón de la caída de imagen de este Gobierno es la injerencia de Cristina en la administración y la mimetización del presidente con la vicepresidenta. Incluso dentro de los votantes del Frente de Todos, se advierte un creciente hartazgo por la obsesión de la expresidenta de imponer una agenda tan ajena al Covid, la inseguridad, la toma de tierras, la economía y los hechos de corrupción.
Por cierto, la mayoría de los gobernadores peronistas y muchos intendentes del conurbano hablan de la necesidad de un cambio, pero en un sentido distinto al que quieren imponer el ala más radical. Pretenden un gabinete más potente. Con más pesos. Con nombres como los de Roberto Lavagna, Martín Redrado, Florencio Randazzo, Sergio Massa y hasta se ilusionan con Emilio Monzó.

Hoy, Eduardo Paladini, en Clarín, publicó una encuesta muy ilustrativa. Ante la pregunta de qué figura lo representa mejor, ganó Cristina Fernández, con el 15 por ciento de los votos. Y sobre la pregunta de a quién jubilaría si pudiera, también ganó la vicepresidenta, con el 32 por ciento de los votos. Ese, en el fondo, es el verdadero problema de la Argentina.

Fuente: La Nación

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