Referentes gastronómicos del barrio porteño de Villa Pueyrredón compartieron algunos cambios de hábitos de sus clientes y los desafíos que enfrenta el rubro.

La propietaria de la pizzería Salvador, dijo: “Estamos complicados y eso nos desafía a probar cosas nuevas”. Para la comerciante, la merma de clientes más significativa se vive de lunes a viernes. “Antes de sentarse, la gente siempre pregunta los precios”, manifestó.

“Lo que más piden son las pizzas y el menú ejecutivo, que tenemos en $10.000″, relató la mujer. Otra de las ofertas que mantiene vigentes es la de un café con leche con dos medialunas por $3.000. Son precios estables, que según dijo no aumentaron dos meses, pidiendo a los proveedores que por favor los esperen.

En la cantina Artigas, su dueña Lilian relató: “La gente ya no pide postre ni el cortado después de la comida”. Y muchos de los que almuerzan comen la mitad y se llevan las sobras para la cena.

En ese restaurante el menú ejecutivo cuesta $9.800 e incluye un primer plato y café, pero no bebida. En palabras suyas, “la gente sigue viniendo en el mismo volumen, pero consumen muchísimo menos”.

Consultada sobre la perspectiva a futuro, enfatizó que “el que resiste ahora, va a triunfar después”, porque la clientela los ve trabajando todos los días y eso genera confianza.

La gastronómica sostiene que el verdadero desafío no es quedarse al margen de los aumentos de precios, sino mantener los valores actuales de la carta y seguir siendo competitivos.

Fuente: La Nación

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