Con la llegada de julio, el mercado comienza a prestar mayor atención a señales que podrían alterar la estabilidad del dólar. Aunque desde la flexibilización del cepo cambiario en abril el dólar mayorista subió apenas un 7%, analistas advierten que se combinan factores que podrían presionar al tipo de cambio en las próximas semanas. 

Entre los principales elementos de preocupación se encuentran el fin de la baja transitoria de retenciones al agro, una aceleración de las importaciones impulsada por el dólar “barato” y un contexto electoral que suele generar incertidumbre. 

La consultora LAMBDA señala que el tipo de cambio real se encuentra en niveles históricamente bajos, similares a los mínimos registrados durante el gobierno de Mauricio Macri en 2017. A esto se suma un saldo comercial que podría deteriorarse, especialmente con la caída estacional de exportaciones. 

Por su parte, LCG advierte que la presión importadora podría generar saldos negativos desde julio, mientras que Martín Polo, de Cohen Aliados Financieros, prevé un leve movimiento del dólar, pero sin desbordes. “La pax cambiaria se mantendría al menos hasta las elecciones”, sostuvo. 

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