Las ventas minoristas pymes volvieron a mostrar cifras negativas en mayo, con una caída interanual del 2,9%, según el relevamiento mensual de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). 

El dato más preocupante llegó desde el rubro Alimentos y Bebidas, que registró un derrumbe del 7,6% respecto al mismo mes de 2024, reflejando el deterioro del poder adquisitivo de las familias argentinas.

El informe advierte que el comercio atraviesa un escenario de “compras más medidas”, menor tránsito en zonas comerciales y fuerte competencia con canales informales y digitales. En paralelo, crecen las liquidaciones anticipadas y la postergación de inversiones como estrategias defensivas frente a la caída del consumo.

Aunque el Gobierno de Javier Milei insiste en que “lo peor ya pasó” y se aferra al equilibrio fiscal como bandera, en las góndolas la realidad es otra. La falta de crédito, los salarios licuados por la inflación y la pérdida de poder de compra impactan de lleno en los productos esenciales, obligando a muchas familias a restringir aún más sus gastos.

Mientras rubros como perfumería (+5,2%) y farmacia (+1,5%) resisten con cierto oxígeno, la mayoría de los sectores mantiene un tono contractivo. La recuperación prometida todavía no llega al changuito, y en los pequeños comercios, la esperanza se diluye entre márgenes estrechos e incertidumbre económica.