Sabado
17 de Mayo de 2025
17 de mayo de 2025
Tomás Ricardi tenía 15 años cuando la enfermedad y una infección lo dejaron al borde de la muerte. Siete años después alienta a otros con sus videos y lidera una organización para chicos con cáncer.
Hoy, años después, ese mismo chico recorre hospitales, abraza a otros pacientes y transforma el espanto vivido en esperanza compartida. Esta es la historia de alguien que, cuando todo parecía perdido, eligió volver. Y hacer que valga la pena. Cuando todo se apagó Todo empezó seis años atrás, cuando lo que parecía ser una leucemia dentro de los parámetros “tratables” se convirtió en una pesadilla. Primero llegaron las duras sesiones de quimioterapia, los pinchazos, la caída del cabello. Después, el deterioro físico, los meses de encierro hospitalario y el dolor creciente. “En mayo de 2019 me internaron y no salí hasta noviembre. No me acordaba cómo era mi casa. El tiempo pasaba muy lento. Sentía que estuve años ahí adentro”, recuerda Tomá
Pero lo peor no fue la quimio, ni los picos de fiebre de 40 grados, ni los pulmones tomados por una neumonía bilateral. Fue el hongo mucormicótico, de los conocidos como “hongos come carne”, que se alojó en su boca, trepó por su paladar y casi alcanza su cerebro. “Me comió el maxilar superior, parte de la nariz. No podía respirar, no podía comer. Pedí que me entubaran. Ahí empezó lo más jodido”, explica. Durante meses estuvo intubado y en coma inducido. De la experiencia, solo conserva recuerdos difusos: destellos de niños corriendo junto a su cama, sueños fragmentados, voces lejanas, manos que lo sostenían entre la niebla. Una de ellas era la de su madre, que jamás se apartó de su lado.