Se sabe que cuando una persona es detenida y luego procesada que implica que deberá esperar el juicio tras las rejas se “enferma” repentinamente para pedir prisión domiciliaria o busca una hendija legal para dejar el centro de detención.

Es el caso de José Alberto “Pichón” Suárez, que es el propietario del campo conocido como Mongay , ubicado en Las Palmas y que por su cercanía con Paraguay para investigadores opera como una suerte de “autopista” para que bajen aviones con droga desde el vecino país.

Y, al tercer intento, Suárez logró su cometido. Obtuvo la prisión domiciliaria para cuidar a su padre adulto mayor que fue concedida por la jueza Zunilda Niremperger a solicitud de los abogados defensores Alejandro Fischer y Jorge Alcántara.

Suárez fue detenido en mayo de 2023 junto con integrantes de Gendarmería y otros civiles acusados de integrar una banda narco que comercializaba estupefacientes. Desde entonces se encontraba tras las rejas hasta que el año nuevo le trajo “buenas noticias”.

DOS RECHAZOS

El arresto domiciliario ya le había sido denegado dos veces en 2024, primero por la fiscalía que investiga el caso y luego cuando el fallo fue recurrido la Cámara de Apelaciones se pronunció en la misma forma que los representantes del Ministerio Público.

Pero, la defensa logró convencer a la magistrada y para ello argumentó que el estado de salud del padre de Suárez emporó en los últimos meses.
Indicaron que se trata de una persona de 93 años que no es autoválida por lo requiere todo el tiempo de asistencia. Ese cuidado se lo brinda la mujer de Suárez junto con una profesional de la medicina. Pero, la esposa del detenido también se hace cargo de una carnicería propiedad de la familia y además presenta afecciones. A ello agrega que Suárez padre usa pañales y siente el pudor de desnudarse ante quien no es un familiar directo.

La decisión será apelada por la Fiscalía porque entiende del peligro que puede representar este arresto domiciliario y porque entiende que el cuidado del adulto mayor no está en riesgo.