El presidente de la Cámara Argentina de Feddlot, Juan Eiras, se refirió al valor de la carne. Respecto a este tema indicó que “la menor actividad desemboca en una baja de la oferta, entonces, tracciona los valores actuales”.

En tanto, aseveró que “en la primera quincena de noviembre prácticamente no hubo movimiento en el precio de la carne”.

“La situación de ajuste y la recuperación de precio, que, de la mano de la producción del novillo en pie, lo que producimos quienes lo hacemos y lo entregamos a los frigoríficos para su procesamiento lleva unos 10 días”, añadió

Por otro lado, Eiras reflexionó sobre lo siguiente: “El precio a fin de abril podríamos hablar de $2.300 por kilo vivo, a partir de ahí se empezó a planchar y a deflacionar y tenemos un septiembre con $2.150, lo cual ayudó a que los números de la carne en general y los índices de alimentos en particular se mantuvieran”. Y añadió que “esto se debe a que la oferta era abundante y era estacional, porque parte de cómo funciona la ganadería no tiene una uniformidad de oferta durante todo el año”.

“Lo que generó el aumento de los costos es una menor actividad desde hace 60 o 90 días, la menor actividad desemboca en una baja de la oferta, entonces, tracciona los valores actuales”, sostuvo el entrevistado. “Cuando uno analiza todos los números de la faena nacional, estamos hablando de poco pero el poco significa que inicie el ajuste”, sumó.

Carne: ¿cayó el consumo?
En tanto, el director de la Cámara Argentina de Feedlot dijo que ellos no fijan listas, “somos de los pocos productos que manejamos oferta y demanda, o tracciona la demanda o tracciona por falta de oferta”. A su vez, remarcó que, “tenemos el caso de que lo que baja es la oferta y lleva a este ajuste, que es una recuperación y no una suba como puede suceder en otros productos”, completó.

“El consumo prácticamente no ha caído, la medición de consumo es el total de la carne que se faena en un mes menos la exportación y el remanente lo asignamos como consumo dividido la cantidad de habitantes”, enunció Eiras. Y remató: “los números que marcan que estamos en esos 47 kilos es una enormidad de consumo”.