Las dos principales fuerzas políticas que hoy dominan el mercado aerocomercial, la agrupación La Cámpora y el gremio de pilotos agrupado en APLA, están en medio de una fuerte pulseada para determinar el futuro de Aerolíneas Argentinas. Ocurre que la conducción de la línea aérea estatal, encabezada por Pablo Ceriani, exigió al gremio que encabeza Pablo Biró que deben reabrir su convenio colectivo de trabajo como condición para que la empresa pueda volver a volar, tanto en el mercado de cabotaje como en el internacional, una vez que finalice la cuarentena.

Fuentes de la empresa admitieron las conversaciones con los pilotos, que además ayer extendieron a otro gremio, el de los tripulantes de cabina agrupados en la Asociación de Aeronavegantes (AAA).

"Para desarrollar un plan de negocios que incluya a los trabajadores que hoy integran la empresa, necesitamos adoptar los estándares internacionales de la industria, mejorar la productividad y lograr el mayor rendimiento posible de la inversión que el Estado hace en la compañía", dijeron las fuentes de la empresa. Agregaron que la alternativa sería un fuerte achicamiento de la empresa y de puestos de trabajo. "El objetivo es evitar el achicamiento, camino el que tuvieron que transitar muchas aerolíneas del mundo", agregaron.

El reclamo de Ceriani, quien políticamente responde al senador camporista Mariano Recalde, avanza sobre casi medio centenar de las cláusulas del Convenio Colectivo de Trabajo de los pilotos. Pero hay una en particular que puede generar un fuerte conflicto: Ceriani planteó que los pilotos deben subir su edad jubilatoria a 70 años. Dentro del gremio, esa exigencia en particular fue tomada casi como una afrenta, ya que -aseguran- significaría retrasar ascensos y los movimientos de una flota a otra. Y además, se lo tomaron a mal hasta en lo personal: "Nuestra expectativa promedio de vida es de 67 años, y nos piden que nos jubilemos a los 70", dijeron en el gremio.

La reunión fue el viernes, en el edificio de Aerolíneas, al cual concurrieron Biró con una nutrida delegación de la comisión directiva y delegados de APLA. Según informó el gremio luego, en una comunicación interna, Ceriani les planteó un escenario de flexibilización.

"La empresa manifestó que enfrentamos un momento sumamente crítico y que es imprescindible readecuar algunas cuestiones laborales para la viabilidad de Aerolíneas Argentinas. Bajo ese contexto propone renegociar algunos puntos de nuestro convenio colectivo de trabajo", dijo APLA. "Nos comunicó también que debido a la baja en la cantidad de operaciones de vuelo previstas para los últimos meses de este año como así también para el año 2021 como consecuencia de la Pandemia Covid-19, tiene la intención de suspender pilotos a partir de Octubre/20 por períodos más extensos, con reducción salarial y por orden escalafonario inverso por flota y función", agregó el gremio.

Pero el detalle que hoy tiene en pie de guerra a los pilotos no son las suspensiones y ni siquiera la pretensión empresaria de pagar menos (hoy las suspensiones equivalen a 100% del salario en mano). Figura en apenas dos líneas de ese comunicado interno. "Otro punto importante que estaría en vías de modificación sería el incremento de la edad jubilatoria para los Pilotos de Línea Aérea".

El gremio rechazó el planteo, aunque dejó abierta una vía de negociación. "En virtud de la magnitud y amplitud de los puntos convencionales alcanzados y el impacto de los mismos esta propuesta es rechazada y será necesario continuar con las negociaciones a través de la Comisión Paritaria", señalaron.

Desde Aerolíneas fue estatizada por Cristina Kirchner en julio de 2008, el gremio de los pilotos tuvo una relación de ida y vuelta con La Cámpora. Estuvieron muy enfrentados a Recalde hacia 2011, época en que hubo varios paros encubiertos, hasta que la propia Cristina salió a respaldar al dirigente de La Cámpora. A partir de entonces comenzó un período de paz social, a cambio de la cual los gremios aeronáuticos obtuvieron prácticamente todos sus reclamos.

Pero con la llegada de Alberto Fernández, Biró se le plantó en el momento menos esperado: pocos días después de las PASO de agosto, cuando Macri se había lanzado a girar por todo el país para remontar el resultado electoral, Biró anunció un paro de pilotos en Aerolíneas que estaba más dirigido al candidato triunfante en las PASO. Tras varios días de gestiones, Fernández debió convocar a Biró a su departamento de Puerto Madero para convencerlo de levantar la medida de fuerza.

La designación de Ceriani como presidente de Aerolíneas, ex número dos de Recalde en la gestión anterior, fue saludada por parte de APLA y el resto de los gremios aeronáuticos como la de un funcionario de la tropa propia. Pero con la pandemia, los planes iniciales de expansión de la línea aérea viraron hacia un ajuste.

Ceriani, quien había reclamado a comienzos de año subsidios por 700 millones de dólares, avanzó con la fusión entre Aerolíneas y Austral, un paso que Biró (históricamente enfrentado con el gremio de Austral, UALA) avaló de manera tácita. El paso siguiente fue desdoblar el pago de salarios, la suspensión de 4.000 de los 12.000 empleados de Aerolíneas y, ahora, el reclamo de avanzar con el convenio colectivo de trabajo.

Según señalaron los pilotos, los dirigentes de Aerolíneas "nos informaron además que la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) pretende modificar y de manera inminente el Decreto 671/2000; para ello convocaría a todos los actores de la industria para participar en la elaboración de dichos cambios". Ese decreto, que era de 1994 y tuvo su versión definitiva durante el gobierno de De la Rúa, regula los tiempos máximos de servicio, vuelo y mínimo de descanso de las tripulaciones.

Fuente: www.clarin.com.ar