Lunes
2 de Diciembre de 2024
20 de junio de 2024
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, acompañado por el equipo de sacerdotes que trabajan en las villas miseria, leyó un documento titulado "Con la comida, no".
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, presidió este miércoles una misa en homenaje a las mujeres que trabajan en los comedores comunitarios en todo el país, en la que subrayó que "en la calle" se advierte "el hambre", y ejemplificó que a los encargados de distribuir la comida a las personas sin techo "les arrancan la comida de las manos".
Las expresiones vertidas por el obispo de San Isidro, tuvieron lugar en el marco de la polémica que envuelve al Gobierno nacional y en particular al Ministerio de Capital Humano que encabeza Sandra Pettovello, la que desde su asunción, viene recortando la entrega de alimentos a los comedores populares.
En la misa que tuvo lugar en el Santuario de la Virgen de Caacupé ubicada en el partido de La Matanza, en el conurbano bonaerense, Ojea evitó confrontar de manera directa con el Ejecutivo Nacional, aunque reconocíó que la Argentina vive “un momento difícil” donde reinan las “necesidades”, tras lo cual pidió que “la solidaridad sea más grande”.
También indicó que la Iglesia trabaja en las barriadas más pobres para evitar el avance del narcotráfico, evitando de esa manera "entregar nuestros barrios al enemigo que se constituye en dueño de nuestras vidas y que va formando un ‘estado' dentro de otro Estado".
En esa línea, afirmó que aún "estamos a tiempo, hay tanto que hacer, tanto que trabajar, cada uno tiene que mirar su responsabilidad", dijo en lo que representó un elíptico mensaje dirigido al Gobierno nacional.
En otro tramo de su homília, afirmó que en estos tiempos se advierte el impacto de la cultura globalizada "de la indiferencia, esta dureza de corazón", del "a mí qué me importa. Es un problema de él, que se arregle como pueda".
“Cuando rezamos la oración de Jesús y pedimos por el pan, por el pan de cada día, pedimos por el pan nuestro" reflexionó Ojea, quien prosiguió: "No decimos el pan mío de cada día. Le pedimos al Padre Nuestro. El Padre que es de todos, el Padre de Jesús, le pedimos el pan nuestro, porque el pan es de todos”.
Al referirse a las mujeres que se encargan de cocinar y servir los alimentos en los comedores, el obispo las consideró como a las “madres de la Patria”, y aseguró que estas “se desviven para que la comida alcance y tenga la proteína suficiente para poder lograr un equilibrio en la alimentación de nuestros chicos".
"El otro día me decía un señor que trabaja durante la noche recorriendo la ciudad para dar de comer: ‘Padre, me arrancan la comida, ahora me arrancan la comida, no me esperan'", recordó el obispo ante la multitud que colmaba las instalaciones del santuario.
El obispo indicó además, que hoy "no nos podemos confundir, menos en una emergencia, en una crisis. La solidaridad tiene que ser cada vez más honda. Mi sentido de responsabilidad tiene que ser cada vez más grande.
Al final de la ceremonía religiosa, el equipo de sacerdotes que viven y trabajan en las villas y barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, dieron lectura a un documento titulado "Con la comida, no", en el que expresaron que, "así como la bandera argentina flamea en todos los rincones de la patria, queremos que a ningún hermano le falte el pan", lo que consideraron que "es tarea de todos".
Fuente: BAE.
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