Un grupo encabezado por el excandidato presidencial y abogado Gustavo Salle reclamó al Estado uruguayo por el alto contenido de sal y contaminación del agua suministrada por la administración de Obras Sanitarias del Estado (OSE).

Directivos de OSE, del Ministerio del Interior y de la Presidencia fueron convocados por el juez en lo Contencioso Administrativo Pablo Gandini, ante la denuncia de una "situación de vulneración de los derechos humanos e inminencia de riesgo para la vida de los consumidores".

El recurso fue presentado luego de que OSE comunicara la necesidad de incrementar los niveles de sal y cloruro en el agua para asegurar el abastecimiento a Montevideo y Canelones, afectados por la sequía. OSE está tomando agua del estuario del Río de la Plata, que los demandantes consideran altamente contaminado, incluso con excrementos provenientes tanto de Uruguay como de la Argentina.

Salle declaró a la prensa que busca que se le imponga a OSE una "solución alternativa compatible con la calidad de agua que debe suministrar a la población".

Protestas y movilizaciones

Por séptimo día consecutivo, este lunes hubo autoconvocatorias de protesta y marchas contra el aumento de la salinidad en el agua. "Nos autoconvocamos ciudadanos y ciudadanas de la región en rechazo total al abuso del gobierno sobre su pueblo", dice el texto que llama a la protesta. "No es sequía, es saqueo: la mercantilización del agua nos van a dejar secos. Destitución de la directiva de OSE y subvención del agua para hospitales y centros educativos por parte de las empresas que hacen usufructo de este recurso", denuncian.

La OSE aumentó la salinidad del agua como medida para combatir el déficit hídrico que atraviesa el país desde hace tres años, aunque con más intensidad en el último trimestre. El gobierno argumenta que es la "única alternativa" para sobrellevar la sequía.

Esteban Corrales, integrante de la Coordinadora Popular y Solidaria, se queja: "El agua es un recurso imprescindible para la vida, y que se juegue a la ruleta con eso en manos de gente incapaz e inescrupulosa está mal. El problema del agua se sabía desde hacía tiempo que iba a pasar y no se tomaron las medidas necesarias", aseguró.

Julieta, una manifestante de 21 años que concurre junto a una decena de sus compañeras de Universidad, dice: "Si no nos movemos nosotras, no se mueve nadie. Al gobierno no le importa el agua que toman los gurises (niños) en la escuela, la gente en los hospitales". Una de sus compañeras, Carla, interviene: "Mientras empresas como UPM o Google consumen cientos de litros por día, el pueblo uruguayo tiene que tomar agua salada", y luego canta con el grupo: "El agua no se vende, el agua se defiende".

Héctor, quien lleva una pancarta justamente con esa rima, explica: "El gobierno ha profundizado la política que ya venía desde (el gobierno) del Frente Amplio: hacen del agua en una mercancía. La Ley de Riego, y ahora con el Proyecto Neptuno, todos entregan el agua a grandes empresas como (las pasteras) UPM o Montes del Plata, que gastan cientos de miles de litros de agua por día y generan desperdicios tóxicos, a costa de la calidad del agua para la población".

Funcionarios y frases

El enojo y las molestias en esta situación se potenciaron luego de algunas declaraciones de funcionarios del gobierno, como las de la vicepresidenta de la OSE, Susana Montaner, quien afirmó: "Hay mucha gente que puede dejar de comprar una Coca-Cola y comprarse un agua". En la calle y en los medios se remarcó que la empresa que controla la mayor parte del agua embotellada es precisamente la multinacional de aguas gaseosas.

Otra frase que provocó irritación fue la del ministro de Ambiente, Robert Bouvier, quien reconoció que el agua "no es potable en la definición perfecta de potabilidad, pero sí es bebible y consumible". Profesionales de la Salud cuestionaron sus dichos, haciendo hincapié en que para mucha gente con comorbilidades asociadas a la hipertensión y similares, "no es bebible ni consumible".

Varios funcionarios del gobierno repudiaron dichos de este tenor, y reclamaron que se explique detallada y claramente que "no llueve lo suficiente y hay una gran disminución de agua dulce del embalse de Paso Severino", según señaló un directivo de la OSE a la agencia Reuters. "Hubo que agregar agua del Río de la Plata al proceso de potabilización, y esto implicó un aumento de la cantidad de cloruro y sodio en el agua que consume la población", explicó. "Es necesario decir cuánto tiempo llevará superar esta situación y proveer soluciones, no podemos culpar a la gente porque compra Coca-cola", aseveró.

Con el respaldo del Ministerio de Salud Pública (MSP) y otros organismos públicos, OSE recomendó a la "población general" seguir bebiendo "las cantidades recomendadas de agua necesarias, excepto a quienes sufran disfunciones que lo desaconsejen".

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