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28 de septiembre de 2025
Cristian Dening, exarquero del club Huracán de Goya, y su madre serán juzgados por una estafa piramidal de USD 100.000. El joven ostentaba una vida de lujos.
Cristian Sebastián Dening, un exarquero del club Huracán de Goya, y su madre, Gabriela Elizabeth Wihte, enfrentarán un juicio a partir del 20 de octubre por montar una estafa piramidal que defraudó a un centenar de personas por una suma cercana a los 100.000 dólares. El caso, que presenta notables similitudes con el de Leonardo Cositorto y Generación Zoe, se basó en una falsa imagen de éxito financiero para captar los ahorros de sus víctimas.
Dening, de 30 años, se presentaba en redes sociales como "CEO y fundador de Tradeking" y prometía duplicar el capital de los inversores en plazos de 60 a 90 días. Tras el colapso del esquema en 2022, el joven se fugó a España, desde donde regresó hace apenas una semana para afrontar el proceso judicial.
Para atraer a los ahorristas, Dening construyó una imagen de "trader" exitoso en sus redes sociales. Ostentaba un elevado nivel de vida, publicando fotos en playas de Brasil, conduciendo un lujoso Audi TT o posando con su nueva vivienda. Esta fachada era el principal anzuelo para convencer a los inversores.
La investigación judicial determinó que el ardid se basó en "la creación de una falsa imagen de exitoso y solvente asesor financiero". Además, se confirmó que Dening no estaba autorizado por la Comisión Nacional de Valores (CNV) para realizar asesoría financiera y que el Banco Central lo tenía calificado como de "alto riesgo de insolvencia".
La estafa operaba como un negocio familiar. Las operaciones iniciales se realizaban en la casa de su madre, quien se encargaba de recibir el dinero y pagar los intereses a los primeros inversores para generar confianza. Según supo Noticias Argentinas, Dening también ofrecía una "comisión" del 10% a sus amigos por cada nuevo cliente que acercaran a sus oficinas, una táctica clásica de los esquemas piramidales.
Cuando la base de la pirámide se volvió insostenible, Dening cerró las oficinas y huyó de la ciudad. La Justicia considera a su madre, Gabriela Wihte, como coautora de las maniobras, ya que no solo participaba activamente en la recepción del dinero, sino que también era vista con frecuencia en las oficinas que su hijo había alquilado.