En una reunión reservada de más de tres horas, Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa se encontraron en la Gobernación bonaerense para frenar la posible fractura del peronismo antes de las elecciones del 7 de septiembre. Fue el primer acercamiento formal entre los principales referentes del espacio tras semanas de tensiones internas. 

Impulsados por la urgencia electoral y el temor a una derrota, los dirigentes acordaron una hoja de ruta para unificar criterios y garantizar representación de todos los sectores en las listas. Aunque no se definieron nombres, se pactó que cada espacio podrá elegir a sus candidatos, y el resto deberá respetarlos. El objetivo es evitar una ruptura que debilite al panperonismo. 

Cristina Kirchner, desde su prisión domiciliaria, fue clave para destrabar el diálogo. Su hijo, Máximo, expresó su incomodidad para reemplazarla en la boleta de la Tercera Sección Electoral, aunque no se descartó su candidatura. 

Participaron también intendentes y dirigentes clave del conurbano como Fernando Espinoza, Julio Alak, Mario Secco y Alberto Descalzo, junto a figuras de La Cámpora y el Frente Renovador. 

Axel Kicillof encabezará la estrategia de campaña, en coordinación con los distintos sectores, mientras que los congresos partidarios de las próximas semanas definirán alianzas y listas. Sin embargo, persisten desacuerdos, especialmente sobre las listas colectoras y los sectores que amagan con ir por fuera, como el de Fernando Gray. 

El encuentro marcó un primer paso hacia la unidad, pero aún quedan por resolver más de mil candidaturas. El reloj electoral avanza, y en el peronismo saben que el margen para el conflicto se achica. 

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