Preocupación es la que impera por hechos que creíamos olvidados como las amenazas de sectores que otrora tenían impunidad. Un audio de alto impacto se viralizó exponiendo sin tapujos la supuesta planificación de lo que no puede interpretarse de otra manera que un acto de desestabilización social. La voz que resuena es la del diputado provincial Rodolfo Schwartz, quien, en un tono que mezcla prepotencia y desesperación, parece llamar abiertamente a la persecución y amedrentamiento de los empleados del programa Ñachec, todo por el supuesto cese de becas.

“Le vamos a contestar en todos los niveles. Son unos recontra reventados. No los vamos a dejar en paz. Nosotros los vamos a frenar”, se escucha en el audio, mientras se dirige a una dirigente piquetera. La virulencia de sus palabras no se detiene ahí: “A los que son responsables hay que verlos en la oficina. Si no están en la oficina, voy a repetir lo que dije hace un año: hay que verlos en la casa. Y si se fue a misa, hay que verlo a la salida de la misa. Y si se fue a pescar, hay que ir a buscarlo al río”. Una clara amenaza que busca, sin disimulo, coaccionar a empleados públicos.

Este diputado, a quien supestamente lo marcan como socio en el manejo de los piquetes con Quintín Gómez –una figura condenada por la justicia por violación y que hoy goza de una condena en suspenso–, representa lo peor de una dirigencia que ha hecho de la necesidad un negocio.

Rodolfo Schwartz y sus allegados tienen a poblaciones enteras como rehenes, un típico mercader de la pobreza. Los mismos a quienes se les tomaba asistencia en cada piquete, con la amenaza latente de quitarles la beca o multarlos si no acudían. Esa beca, vale recordar, que pagamos todos los chaqueños y que les era arrancada de cuajo para engordar los bolsillos de unos pocos. Son ellos quienes cortaban rutas y calles, atentando contra la libre circulación, un derecho constitucional, mientras la gente humilde era expuesta en primera línea y ellos, los "capos piqueteros", se movilizaban en sus 4x4 y regresaban a sus mansiones con piscinas.

La ministra de Desarrollo Humano, Gabriela Galarza, ha sido clara: habrá un reordenamiento de las becas para terminar con una precarización laboral que lleva más de una década y que, lejos de dignificar, ha servido para sostener el funcionamiento del Estado y, paradójicamente, el poder de estos mercaderes de la pobreza.

Lo que realmente pone nerviosos a estos "capos" es que se les terminó el "curro". Ya no serán ellos quienes certifiquen las horas de los becados, sino los ministros, secretarios y subsecretarios, garantizando un trabajo presencial y real.

Es innegable que este gobierno, con todos sus errores y faltas por corregir, tiene una bandera que no se había visto en mucho tiempo: la de terminar con los piquetes. Es por esto que estos sinvergüenzas, que nunca les interesó la gente y que prosperaron cuanto más pobres había en esta provincia, hoy claman por el regreso de un sistema que los beneficiaba a ellos y a sus entornos. Hablan de devolver programas y becas, pero ¿cuándo salió algo de sus bolsillos para la gente? Nada. Su dinero se multiplicó a costa de la tercera generación de piqueteros.

No podemos permitir que el Chaco vuelva a vivir esos tiempos oscuros. Este audio, que si bien trascendió de manera privada, hoy es público y es una clara intención de desestabilizar un gobierno. La justicia debe actuar. No se tienen fueros para cometer delitos o llamar a ellos. Los chaqueños merecemos un "nunca más" a la extorsión y la utilización de los más vulnerables. El gobierno tiene la oportunidad de brindar las herramientas para que estas personas no vuelvan a ser utilizadas como lo fueron durante tanto tiempo.

Las partes involucradas en esta nota tienen su correspondiente derecho a réplica, comunicándose con la producción del programa Alerta Urbana de lunes a viernes de 9 a 13 a los teléfonos 3624-100411 / 3624-622442.