Martes 24 de Junio de 2025

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EFEMÉRIDES

24 de junio de 2025

Qué pasó un 24 de junio y por qué es el día más argentino del mundo

De Sábato a Messi, de Gardel a Rodrigo; hoy no es una fecha cualquiera.

El 24 de junio es un día muy especial para los argentinos. Nacimiento de grandes personalidades, la muerte trágica de ídolos populares y gestas mundialistas.

Los argentinos venimos de una semana plagado de feriados, pero aun los que despotrican ante tantos días sin trabajar, deben concordar con la necesidad de transformar el 24 de junio en día no laborable, en un día en el que los argentinos debemos a honrar el talento (y en muchos casos, el genio) nacido en esta tierra.

No puede tratarse de tanta casualidad. Hasta el más descreído de influencias astrales debe rendirse al asombro de lo que ocurre el 24 de junio, una fecha muy significativa para los argentinos.

Nacimiento de ídolos populares, genios deportivos, muertes de esas que marcan época, de esas que uno se acuerda dónde estaba cuando se enteró, hazañas deportivas y hasta el surgimiento de un prócer sin el que nada de todo esto hubiera ocurrido.

Ya hace unos años que, gracias a las redes sociales, se pone atención a todas las personalidades que cumplen años y los eventos determinantes que ocurrieron un 24 de junio. Muchas veces se suele olvidar el nacimiento de una persona que con su sacrificio abrió el camino de la historia de esta nación.

 

El sargento Cabral

Juan Bautista Cabral nació en Saladas, un pueblito correntino el 24 de junio de 1789. Era un soldado del regimiento de granaderos a caballo y participó en el bautismo de fuego de las tropas argentinas: la Batalla de San Lorenzo. Según nuestra historiografía, fue el que se inmoló para salvar a San Martín. Ahí tenemos un comienzo (y una de nuestras grandes ucronías: ¿qué hubiera pasado si los realistas mataban a San Martín en esa primera batalla?). Pocos datos pueden repetir los alumnos primarios sobre nuestra historia como las palabras finales de Cabral: “Muero contento, hemos batido al enemigo”.

Se hace arduo imaginar que en el fragor de la lucha, en las circunstancias penosas en que se encontraba el afamado sargento (todavía era soldado: fue ascendido postmortem), herido de muerte y con un dolor insoportable invadiéndolo, haya podido hilvanar tan galante frase. Recientes trabajos historiográficos sostienen que sus últimas palabras no son las que nos enseñaron en las aulas. El Sargento Cabral se habría ido del mundo hablando en guaraní y profiriendo una sentencia más gráfica y contundente que la conocida por nosotros. La versión Mitre-Billiken empalidece ante esta nueva posibilidad que, además, cuenta a su favor con otra gran virtud que da anclaje a este tipo de relatos: la verosimilitud. El Sargento Cabral habría dicho: “Muero contento, cagamos a estos mierdas”.

 

Juan Manuel Fangio

El 24 de junio de 1911, nació en Balcarce Juan Manuel Fangio. El más grande volante que dio esta tierra y uno de los mejores de la historia. El primer gran nombre del deporte argentino, el piloto más importante de las tres (o tal vez cuatro) primeras décadas de la categoría. Quíntuple campeón mundial fue el que le enseñó a los argentinos que en el deporte se podía ser los mejores, que podíamos aspirar a algo más que ser campeones morales.

El mismo día que Fangio, también en la Provincia de Buenos Aires, pero a 500 kilómetros de distancia, en Rojas, nació Ernesto Sábato. El escritor no goza hoy de su mayor fama. En el siglo pasado fue presentado como el rival de Borges (de hecho, en las fajas de las tapas de sus libros en Europa se usaba ese enfrentamiento para situarlo, para vender más). Borges solía hostigarlo con malevolencia. Luego su obra fue ganando descrédito. Es posible que su labor literaria no haya merecido tanta fama, tanto prestigio en su momento, ni tanto olvido ahora. Obtuvo el Premio Cervantes y es muy posible que con los años se vuelvan a valorizar algunos de sus textos como El Túnel y el Informe sobre Ciegos de Sobre Héroes y Tumbas.

De todas maneras, su obra cívica indeleble será el haber presidido la CONADEP. Con firmeza y medios tonos adecuados para surfear esa coyuntura lideró la Comisión y logró que el resultado de su accionar superara cualquier expectativa. En tiempos álgidos e inestables, él y el grupo de notables, asistidos por Graciela Fernández Meijide en lo logístico, lograron, pese a las presiones militares, de algunos medios y de una parte considerable de la sociedad, dar una respuesta a lo sucedido en los años de horror. Lograron catalogar el horror cuando todo era impreciso, cuando muchos no querían ver. Escucharon a las víctimas, les dieron voz. Y mostraron el mapa de los centros clandestinos de detención a lo largo del país y en el transcurso de los años. Su labor demostró que se había tratado de un plan sistemático. Una actitud noble, honesta y valiente pese a las lecturas sesgadas (e injustas) del prólogo al Nunca Más.

 

Messi y Riquelme 

Hoy el festejo de su cumpleaños 47 se verá influido por lo que ocurre en la definición del grupo de Boca en el Mundial de Clubes, pendiente de la clasificación del club que preside a la segunda fase del torneo. Juan Román Riquelme también nació en esta fecha que parece fértil para dar personas que alcancen excelencia en su oficio (en este caso: en su arte). El mejor jugador de la historia del club más popular del país.

Aunque parezca mentira, Román no es el jugador de fútbol más importante nacido un 24/6. El más grande de todos los tiempos, Lionel Messi hoy cumple 38. Una vez más lo va a festejar en una concentración. Como años anteriores lo hiciera junto a sus compañeros de la Selección en Mundiales y Copas Américas, Messi hoy estará con los jugadores del Inter Miami. La máxima expresión de genio y habilidad -junto a Diego Maradona- del fútbol.

 

Dos goles históricos

En este día, pero 35 años atrás, la Selección de Bilardo ganó uno de los partidos más increíbles de la historia de los Mundiales. Argentina defendía el título del 86, pero el equipo era una pálida sombra de aquel. La primera ronda la habíamos superado con susto y mal juego luego de la derrota merecida ante Camerún en el debut. El rival de octavos de final fue el que todos querían esquivar: Brasil, que llegaba con puntaje perfecto. Fue una paliza (en especial en el primer tiempo). Brasil bombardeó a una desorientada Selección. Tiros en los palos, salvadas milagrosas, voladas de Goico. También hizo su entrada el Bidón de Branco. Hasta cerca del final, el partido seguía cero a cero. Y apareció Diego. Con el tobillo deshecho, del tamaño de una boya (grande), tomó la pelota en mitad de cancha y esquivó brasileros y patadas para dejar solo a Caniggia frente a Taffarel con un pase inverosímil, perfecto. Cani se sacó al arquero de encima, definió y después sonrió como pocas veces. Ese equipo repleto de lesionados, de jugadores a los que el mejor momento les había pasado, de tipos a los que el desafío -a priori- debía superarlos eliminó a Brasil y tomaba impulso en su camino inolvidable hacia la final. Una Armada Brancaleone autóctona dándonos, cada vez que se presentaba, una nueva Notti Magiche. Si queríamos que este día fuera bien argentino, patrio, no podía faltar el indispensable aporte maradoniano.

Otro triunfo mundialista en un octavo de final que nos hizo gritar hasta la afonía ocurrió 26 años después. Cuando el México de La Volpe nos complicaba, en el segundo tiempo del suplementario, Maxi Rodríguez la paró de pecho y colgó la pelota del ángulo.

 

Tres grandes ídolos populares murieron en el pico de su fama

Gardel, el primer gran ídolo de masas del espectáculo argentino y mito indiscutido, murió en accidente cuando su avión despegaba en Medellín. Fue una jornada de luto nacional. El entierro de sus restos ocurrió varios meses después. Fue un intento por utilizar políticamente el cariño que la población sentía por él y de alejar la atención pública de los problemas políticos del momento. Fueron exequias multitudinarias. Cientos de miles de personas acompañaron el cajón y bajaron por la Calle Corrientes hasta el cementerio de la Chacarita. En su mausoleo, la estatua con su figura mantuvo un cigarrillo encendido en una de las manos durante décadas.

Rodrigo, el cuartetero cordobés, era la figura monopólica de los medios en el año 2000. Aparecía en todos los programas televisivos, en tapas de revistas, agotaba Luna Park, batía récords de venta de CD. Una noche después de una actuación en un boliche del Gran Buenos Aires, acompañado ocasionalmente por Fernando Olmedo, hijo mayor del cómico, tuvo un accidente automovilístico y murió. Recién había cumplido 27 años. La imagen quedó congelada en el apogeo, en su momento de esplendor.

 

Fuente: TN.

 

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