Chaco. El tramo de la Ruta Nacional 16 comprendido entre el acceso norte de Resistencia y el empalme con la Ruta Nacional 89 se encuentra en estado crítico, presentando un panorama alarmante para miles de usuarios que la transitan a diario. Pese a contar con dos estaciones de peaje activas, una en cercanías al Puente General Belgrano y otra en la localidad de Makallé, no hay mejoras visibles en la infraestructura vial, lo que genera creciente malestar entre los conductores.

A lo largo del trayecto, el deterioro es evidente: baches de gran profundidad, banquinas desbordadas por la vegetación o erosionadas, ausencia de señalización adecuada y una calzada desgastada que representa un serio riesgo para la seguridad vial. El problema se agrava en días de lluvia, cuando los pozos ocultos se convierten en trampas que dañan vehículos y provocan accidentes.

Lo más indignante para muchos es que, pese a estos problemas, se siguen cobrando peajes sin interrupción, con tarifas que aumentan pero sin contraprestación alguna. Los usuarios se preguntan: ¿adónde va el dinero recaudado? ¿Qué se hace con los fondos si no se utilizan en mantener en condiciones la misma ruta que los genera?

La Ruta 16 es un corredor estratégico para el transporte de carga entre el NEA y el NOA, además de ser una vía clave para la circulación interna del Chaco. Su abandono no sólo afecta la seguridad, sino también la economía de la región, generando sobrecostos logísticos y retrasos.

Y aunque se trata de una vía nacional y su mantenimiento no es competencia directa del gobierno provincial, el gobernador Leandro Zdero debería considerar tomar el toro por las astas y actuar de manera urgente. Se trata de la seguridad vial de todos los chaqueños, y también de quienes, sin serlo, transitan a diario esta ruta olvidada. En muchos casos, la diferencia entre la vida y la muerte puede estar en el estado del asfalto.

La falta de inversión convierte a esta ruta nacional en un símbolo de desidia, donde el Estado, a través de Vialidad Nacional y las empresas concesionarias, falla en su responsabilidad elemental: garantizar una vía segura, transitable y digna.

El pueblo del Chaco no merece pagar por una infraestructura inexistente. Exige respuestas, presencia política y, sobre todo, soluciones concretas ya.