La recuperación del salario real volvió a interrumpirse en Argentina. Según datos oficiales publicados por la Secretaría de Trabajo, los ingresos de los trabajadores registrados del sector privado sufrieron una caída del 1,6% en abril, profundizando una tendencia negativa iniciada en febrero. Con este resultado, el salario promedio quedó por debajo del nivel registrado en noviembre de 2023. 

El retroceso se suma a las bajas del 0,2% en febrero y del 2,5% en marzo, acumulando una pérdida cercana al 5% en lo que va del año. Los datos están incluidos en el último informe del Panorama mensual del trabajo registrado, que también reflejó una leve caída del 0,1% en el empleo formal durante marzo. 

“La reducción del salario real desde febrero está vinculada a la aceleración de precios que no fue acompañada por las paritarias”, explicó Pablo Manzanelli, del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA). 

Paritarias insuficientes frente a la inflación 

El deterioro del poder adquisitivo responde, en parte, a las paritarias que establecieron incrementos salariales limitados. Muchos acuerdos se ajustaron a una pauta del 1% mensual impulsada por el Gobierno nacional, en un contexto de desaceleración inflacionaria que, no obstante, no logró compensar el rezago acumulado. 

Mientras algunos gremios lograron superar ese techo —como aceiteros o metalúrgicos— otros, como Comercio, aún no tienen homologada su negociación. Esta situación impacta directamente en el consumo y en la calidad de vida de los trabajadores. 

En los últimos tres meses, la inflación descendió del 3,7% en marzo al 2,8% en abril, y alcanzó el 1,5% en mayo. Aun así, el ritmo de recuperación de los precios no fue suficiente para revertir la pérdida salarial. 

Estancamiento en niveles bajos 

Luis Campos, del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, advirtió que “no se espera una recuperación significativa en los ingresos, sino una estabilización en niveles bajos y un posible ajuste vía empleo”. 

La pérdida de ingresos reales ya comienza a reflejarse en otros indicadores económicos. En abril, se registró una nueva caída en el consumo de bienes básicos, especialmente alimentos y productos de supermercado, lo que alimenta las dudas sobre la sostenibilidad del crecimiento en medio de una economía que busca estabilizarse. 

Si bien el Gobierno destaca como un logro la caída sostenida de la inflación, economistas y gremios alertan que sin una recomposición de salarios reales y sin una recuperación sostenida del empleo formal, el impacto social de la estabilización podría dejar secuelas duraderas. 

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