Fuentes de la investigación contaron que una preceptora recibió capturas de chats de WhatsApp donde alumnos contaban detalles de un supuesto tiroteo, acompañado del mensaje de una persona que se presentó como madre de un alumno donde afirmaba tener miedo por ella y su hijo.

Funcionarios de la Unidad de Instrucción y Juicio N° 2 del Fuero Penal Juvenil del Departamento Judicial de Zárate-Campana y personal de la comisaría Quinta de Escobar de la policía bonaerense determinaron que los supuestos integrantes del grupo no eran alumnos.

Además determinaron que la persona que se comunicó con la preceptora no fue identificada como madre de un estudiante del establecimiento educativo.

La mentira quedó al descubierto cuando la supuesta denunciante no quiso recibir llamadas de las autoridades de la escuela y solo respondía los mensajes. Aportó los nombres y apellidos de cinco supuestos ideólogos del plan criminal, pero ninguno iba a ese establecimiento.

“Parece que las supuestas planificaciones de tiroteos son los que, en otro momento, eran las falsas amenazas de bomba”, dijeron fuentes judiciales.

Los chats analizados

“El que va a arrugar que salga ya y más vale que no diga nada porque tiro en la frente”, fue uno de los mensajes que adjunto la falsa madre del alumno que se comunicó con la preceptora.

En otro de los mensajes del grupo de WhatsApp que ahora fue investigado por detectives judiciales y policiales, se explicaba: “Vamos a hacerlo en el turno nocturno, hay un par de gilas que quiero bajar”.

Otro de los supuestos participantes agregó: “Y acá más les vale que se rescaten todos, en la que nos enteramos que andan corte sapos [sic] contando todo les bajamos la cabeza de un tiro a toda la familia”.

“Los quiero a todos pillos. Ya tuvimos a uno de los profesores que se hizo el vivo y cobró. Así que rescátense. El viernes a la tarde ya saben dónde nos encontramos. Preparamos todo y arrancamos el tiroteo”, fue otro de los mensajes.

En un chat de una sola una visualización había fotografías de armas que supuestamente se lograron recolectar. “Estas son todas las que tengo, si alguien tiene más, traiga”, fue el texto que acompañaba la imagen.

El chip para activar la línea telefónica desde la cual se comunicaron con la preceptora fue comprado en un quiosco y era un servicio prepago.

El caso se relaciona con el de hace una semana pasada cuando se evitó un plan criminal similar en otro establecimiento educativo de Escobar, Escuela de Enseñanza Secundaria N°2 de Ingeniero Maschwitz.