Inter Miami aterrizó en China para disputar un partido amistoso ante Hong Kong, el principal equipo de la ciudad homónima. Aunque el equipo llegó hace poco, lo cierto es que un día fue suficiente para que el efecto Messi empiece a dar frutos.

En esta oportunidad, el 10 provocó que las entradas se vendieran en cuestión de minutos, llenó un estadio solo por exponerse en un entrenamiento abierto e hizo que los restaurantes (afectados por una crisis económica) tengan esperanzas de resurgir a raíz de su llegada. "Esperamos que la afluencia de seguidores de China impacte en el sector de la gastronomía, que ha sufrido una caída brutal y está costando remontar", confesó Jim Löfdahl, un prestigioso chef de la región.

Para disfrutar su presencia, los habitantes del país asiático pagaron entre 103 y 573 euros cada entrada. Además, la venta de camisetas y merchandising con su nombre se dispararon. Con este panorama en puerta, el capitán de la Selección Argentina será recibido con un marco inmejorable, dado que habrá más de 40 mil espectadores aguardando por él.

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