Los efectos estimulantes del café se conocen hace mucho tiempo. Ahora, lo curioso es que un equipo de investigadores canadienses descubrió cómo la cafeína interactúa con factores celulares clave para eliminar el colesterol del torrente sanguíneo.

El avance, publicado en la revista Nature Communications, representa la primera vez que se identifica el “mecanismo” molecular en el consumo de cafeína que puede ayudar a prolongar la vida, sugiere Richard Austin, coautor del trabajo.

Café con aroma saludable
En promedio, un adulto ingiere de 400 a 600 mg de cafeína al día, es decir, alrededor de dos a tres tazas de café por día. Algunos estudios recientes demostraron que los tomadores de café y té que tienen esa cantidad de cafeína tienen un riesgo reducido de muerte por enfermedad cardiovascular, pero una explicación bioquímica de este fenómeno fue subestimada durante mucho tiempo, hasta los recientes descubrimientos.

En un estudio histórico, los investigadores encontraron que la cafeína es responsable de desencadenar un efecto en cascada que en última instancia reduce el colesterol LDL en la sangre, el llamado colesterol “malo”. Los altos niveles de este colesterol se asocian con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

El equipo del estudio fue dirigido por Richard Austin y Paul Lebeau del Centro Hamilton para la Investigación Renal en el Instituto de Investigación de St. Joe’s Hamilton.

Café cardioprotector
Encontraron que el consumo de cafeína estaba relacionado con una disminución en los niveles de PCSK9 en la sangre. PCSK9 es una proteína que reduce la capacidad del hígado para procesar el exceso de colesterol LDL. En ausencia de PCSK9, se puede eliminar rápidamente más colesterol LDL del torrente sanguíneo a través del receptor de LDL ubicado en la superficie del hígado.

“Estos hallazgos ahora proporcionan el mecanismo subyacente por el cual la cafeína y sus derivados pueden mitigar los niveles de PCSK9 en la sangre y, por lo tanto, reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular”, señala Austin, autor principal del estudio y profesor del Departamento de Medicina de la Universidad McMaster.

Específicamente, se demostró que la cafeína y sus derivados bloquean la activación de una proteína llamada SREBP2 que, de lo contrario, aumentaría la expresión hepática de PCSK9 y su transporte al torrente sanguíneo.

“Dado que SREBP2 está comprometida en una serie de enfermedades cardiometabólicas, como la diabetes y la enfermedad del hígado graso, estos hallazgos pueden tener implicaciones de gran alcance”, agregó Austin.

Estos hallazgos tienen una amplia gama de participaciones, ya que conectan este compuesto biológicamente activo, ampliamente consumido, con el metabolismo del colesterol a nivel molecular.

Austin advirtió que es contraproducente para la salud consumir cafeína en bebidas energéticas ricas en azúcar y con muchos aditivos, o acompañar su ingesta diaria de café con crema y facturas. “El café negro, dos o tres tazas al día, es protector. Es, en esencia, bueno para la persona”.

“Estamos entusiasmados en buscar esta nueva clase de medicamentos, o nutracéuticos, para el tratamiento potencial y la prevención de enfermedades cardiovasculares”, dijo Magolan, profesor asociado de bioquímica y ciencias biomédicas en McMaster.

Los investigadores también están explorando beneficios adicionales para la salud de la cafeína y sus derivados más allá de los observados en el presente estudio.

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