SANTA FE.- La bajante histórica de los ríos en la costa Este de esta provincia, consecuencia de la crisis climática, provoca cambios drásticos en la vida ambiental afectando a la flora y la fauna de la región y también enormes consecuencias para todas las actividades que allí se desarrollan.

Así como LA NACION destacó días atrás el caso de la laguna Juan de Garay, de Santo Tomé, cruzando el río Salado que une esta capital con aquella ciudad, hoy el panorama parece haberse extendido. Es el caso de la laguna del balneario de Laguna Paiva, 40 kilómetros al norte de esta capital, que se encuentra completamente seca.

“Es una triste imagen”, afirmó el intendente paivense, Elvio Cotterli, quien no dejó de recordar que ese lugar fue, hasta hace pocos meses, uno de los grandes balnearios de la región.

“Hasta hace ocho años atrás la laguna tenía un murallón que contenía y le daba el nivel de agua necesario para poder disfrutar del lugar. Producto del paso del tiempo y la erosión misma que produce el agua, sumado a la falta de mantenimiento, hemos perdido el control”, reconoció Cotterli.

El funcionario atribuyó la desaparición del espejo de agua a la intensa sequía que afecta a la localidad. “Eso también contribuyó a que se produzca esta triste imagen. Estamos en medio de un proceso de sequía que hace mucho no vemos en la región”, agregó.

Cotterli subrayó que actualmente se encuentran en desarrollo obras de infraestructura que tienen por objetivo recuperar la laguna. “Las tareas demandarán unos 16 meses y paradójicamente es el momento de hacerlas porque hay sequía, lo que permitirá avanzar más rápidamente”, detalló.

El caso de la laguna de Paiva no es el único en la región. Días atrás, este diario se ocupó de la situación de la Laguna Juan de Garay (en la ciudad de Santo Tomé), y la Añapiré, situada en la localidad de Campo Andino.

El bajo nivel del agua, además, provocó la mortandad de peces y tortugas. “Miles de peces muertos flotan por estas horas en lagunas internas del humedal y la población de tortugas acuáticas prácticamente ha desparecido por la bajante del rio, sequía, ola de calor y extremas temperaturas”, explicó Pablo Cantador, de la organización ambientalista “El Paraná No se Toca”, quien definió a la situación como “alarmante”.

Pero si alguien aún tiene en perspectiva que la situación sufrirá un cambio radical en los próximos días, hay que explicar que en su último informe, el Instituto Nacional del Agua (INA) indicó que “prevalece una condición general de disminución de los caudales entrantes al tramo argentino del río Paraná” y adelantó que “los niveles fluviales continuarán en la franja de aguas bajas”.

Para que no quedaran dudas, el INA añadió en ese trabajo que “la tendencia climática al 31 de marzo de 2022 todavía es desfavorable”.

Laguna Añapiré
Algo similar ocurrió en la Laguna Añapiré, ubicada a unos 60 km al norte de esta capital, en jurisdicción de Campo Andino. “Desapareció como laguna. Apenas si se puede ver un manchón húmedo entre toda la tierra resquebrajada”, dijeron pobladores consultados por este diario.

Se trata de una laguna que en otoño e invierno alberga al menos 6 mil flamencos australes que llegan desde la cordillera.

“Los flamencos se quedaron sin laguna”, fue el comentario más repetido en las redes sociales para alertar sobre esta situación.

Miles de peces muertos
Pero también, la bajante del río, sumado a las temperaturas superiores a los 40 grados en los últimos 10 días, provocó la mortandad de millones de peces en el Delta del Paraná, próxima a la zona de Rosario.

En la cuenta de Facebook la ONG “El Paraná no se toca”, compartió imágenes impactantes en las que se ve a miles de peces muertos en una isla sobre el Paraná, a la altura de Rosario.Los ambientalistas describen la crítica situación que sufre la región: “Solo unas pocas (lagunas) conservan algo de agua, después de meses de encierro y ahora las altas temperaturas fue un coctel mortal para los peces que sobrevivían en ellas”.

Al mismo tiempo cuestionan la habilitación de los cupos de exportación de los peces del Paraná por parte de los gobiernos de Santa Fe y Entre Ríos. “Para enero, febrero y marzo de 2022 se permite la captura de 1.100 toneladas de sábalo y especies acompañantes, de las cuales corresponden 642,9 tn. autorizadas por Nación para la exportación de los frigoríficos y 457,1 tn. para el mercado interno”, destacó “ERA Verde”, otra organización ambientalista dedicada al tema.

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