Mientras avanza la investigación del hecho, los restos de Luciano Olivera, el joven de 16 años baleado por un policía en Miramar, comenzaron a ser velados esta tarde en una cochería ubicada a unas tres cuadras y media del lugar donde el efectivo de la Bonaerense Maximiliano González le disparó en el pecho.

La ceremonia se lleva a cabo desde las 16 en la Casa de Sepelios Diagonal, localizada sobre la calle Diagonal Fortunato de la Plaza al 1.500. El cuerpo de González fue trasladado un rato antes hasta allí luego de la autopsia, que reveló que el balazo, con orificio entrada y de salida, le perforó el corazón y le lastimó otros órganos vitales, lo cual le causó la muerte inmediata al menor.

Cintia Aristegui, tía del joven asesinado en Miramar y además integrante de la policía bonaerense, invitó a quienes quieran despedir a Luciano a través de WhatsApp y redes sociales. Además, comunicó que, por el momento, no convocan a ninguna marcha, tras los disturbios que se produjeron en las dos manifestaciones de ayer.

“Como familia necesitamos procesar este dolor y despedir a Luciano y hacer nuestro duelo”, escribió la familiar.

Este sábado, por otra parte, González fue trasladado bajo custodia a los Tribunales de Mar del Plata para ser indagado por la fiscal de la causa, Ana María Caro. El oficial se negó prestar declaración y fue derivado a un calabozo. Está imputado por el delito de homicidio agravado por ser funcionario policial en cumplimiento de sus funciones.

Ayer la madre de Luciano habló por primera vez tras el asesinato de su hijo y contó los momentos previos al hecho y qué sucedió cuando se enteró de lo que había pasado.

En diálogo con Telenoche, Judith explicó que en un primer momento pensó que el joven había tenido un accidente de tránsito y que se quedó con el durante varias horas, hasta que descubrió que tenía una herida de bala en el pecho. Además, cuestionó duramente a los efectivos de seguridad y en especial a González.

“Él fue a la cena del club donde juega al fútbol y de ahí se iba todas las noches a jugar a la pelota al anfiteatro. Lo llamé a la 1.05 para decirle que viniera temprano, que ya se volviera, él me dijo que ya salía y a los 20 minutos me vinieron a avisar que lo habían chocado”, relató la mujer.

Con la voz quebrada, la mamá de la víctima recordó que cuando se acercó hasta el lugar de los hechos vio que Olivera “estaba tirado” y que “nadie decía nada” de lo que había ocurrido. También aseguró que “la ambulancia nunca vino” porque la Policía “no la llamó” debido a que “ya sabía de entrada que estaba muerto”.

“Me quedé con él y como a la hora le descubro un tiro en el pecho. Nadie me dijo nada. Le levanté la remera y vi que tenía un tiro en el pecho. Cuando llegué pensé que lo habían chocado y que se había desnucado”, relató.

Según informaron fuentes del caso a Infobae, los peritos de la Policía Federal secuestraron una vaina servida en el lugar. Ahora, el elemento se coteja con la pistola reglamentaria del acusado, una Bersa Thunder calibre 9mm.

González trabajaba hace tres años como policía en Miramar, confiaron desde la fuerza bonaerense. Las fuentes aseguraron que el policía era oriundo de esa ciudad balnearia. Incluso, dijeron, que el oficial vivía en el mismo barrio que Luciano. “Seguramente se conocían”, indicó a este medio una fuente del caso.