Todos los elementos para seguir construyendo una leyenda. Alguno puede tener una mínima duda, pero él se encarga de despejarla. Es posible que se crea que tiene cierta fragilidad física y eso puede poner un mínimo de recelo sobre su condición de figura excluyente. Sin embargo, cada vez que tomó el control de un equipo dejó en claro que su talento es especial. Y en el último juego que hizo para Brooklyn Nets ante Milwaukee Bucks pulverizó hasta el más mínimo pretexto que pudiera esgrimirse sobre su estatus. Kevin Durant selló un partido antológico, no sólo por números fuera de lo común, sino porque los consiguió sin descansar ni un sólo segundo del partido.

Se puso sobre los hombros las urgencias de un equipo conformado para la conquista del anillo, pero que está herido por las lesiones. Tuvo a uno de sus laderos, James Harden, aunque en “una pierna” (forzó su regreso tras tener un diagnóstico de “tensión en el tendón de la corva derecho”) y estuvo muy lejos de su mejor versión. Entonces Durant, asumió todo el peso de la cita, se convirtió en el primer jugador en hacer un triple doble más de 45 puntos, 15 rebotes y 10 asistencias en un partido de playoffs. “Me he formado como un jugador completo y hago de todo un poco”, fue una de las frases de Durant tras el partido que le permitió a los Nets ponerse 3-2 en la serie de una de las semifinales de la Conferencia Este.

Es sencillamente espectacular lo que produjo Durant (49 puntos, 17 rebotes y 10 asistencias). No se sentó en el banco de los suplentes para tomar un respiro ni por un solo segundo, algo que no sucedía desde el 28 de mayo de 2018, cuando LeBron James asumiese ese reto ante Boston Celtics, con la camiseta de Cleveland Cavaliers y cerrase una planilla de 35 puntos, 15 rebotes, nueve asistencias, para eliminar en el séptimo juego de la final de la Conferencia Este.

Nada lo detuvo. No pudo hacerlo Khris Middleton, tampoco Giannis Antetokounmpo. Fue una función perfecta. Kevin Durant fue el amo y señor de la noche: anotó o asistió en 74 de los 114 puntos del equipo de los Nets, por lo tanto, el 65% de los puntos del equipo pasaron por sus manos.

Es imposible dimensionar lo que produjo y lo hizo en una instancia caliente, con urgencias, ante rivales de altísima exigencia. A los 32 años y tras recuperarse de una roturo del tendón de Aquiles derecho, Durant es dominante por donde se lo mire. “El mundo está presenciando, una vez más, quién es el mejor jugador del planeta”, dijo su compañeros Jeff Green. Y quizá su mirada no se desproporcionada, es que lo de la última jornada es de otro planeta: anotó o asistió en 43 de los últimos 52 puntos que marcaron los Nets en el partido y que tuvo un registro de 69% en sus tiros de campo, el tercer mejor porcentaje de la historia en playoffs para un jugador que supera los 40 tantos.

No hubo antídoto que Milwaukee pudiera usar para frenar el avance de Durant. Ni los 34 puntos y 12 rebotes de Antetokounmpo, ni tampoco los 25 tantos y 5 asistencias de Middleton, ni la conducción de Jrue Holiday (19 puntos y 8 asistencias), fue simplemente rendirse ante un talento bestial. “Tenemos que marcarlo como un equipo. Tenemos que hacer que haga tiros difíciles. Tenemos que seguir haciendo nuestro trabajo y con suerte él va a fallar”, se resignó Giannis Antetokounmpo, que permite comprender cómo se llena de frustración un equipo cuando Durant está en “modo Dios”.

Fueron casi dos años afuera de la NBA por la rotura en el tendón de Aquiles durante las finales de 2019 con Golden State Warriors contra Toronto Raptors. Nadie en la historia regresó tras una lesión tan delicada con la furia que lo hizo Durant. Tan solo un jugador, Dominique Wilkins, logró una recuperación de una rotura del tendón de Aquiles tan exitosa como la de Durant. En 1992, volvió a jugar en Atlanta Hawks, a los 33 años, y sus números resultaron todavía mejores: 29,9 puntos, 6,8 rebotes, 3,2 asistencias y un tapón por encuentro en 37,1 minutos de juego. Wilkins dijo sobre Durant y la lesión en el tendón de Aquiles, en Sports Illustrated: “Estoy muy contento por él. Admiro el trabajo que realizó y su enfoque a la hora de volver es magnífico. Decir que es increíble se queda corto”.

En diciembre de 2020 regresó después de 552 días de inactividad y ese juego de pretemporada ante Washington Wizards fue una señal de que la versión de Durant que se iba a ver no tenía daños colaterales. Fueron 15 puntos, con pinceladas de su talento. El comienzo de la temporada regular fue bestial, abrió la producción ante Golden State Warrios y se despachó con 22 puntos. Desde allí encadenó 17 partidos con 20 o más puntos. Una distensión en el tendón de la corva izquierda lo sacó nuevamente de acción, algunos hablaron de que fue producto de la larga inactividad y el regreso a la alta exigencia. En abril de este año, tras 23 juegos sin acción, pisó la cancha ante New Orleans Pelicans y despachó con un 5 de 5 en tiros de campo en 19 minutos, con 17 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias.

Sólo hace falta detenerse por un segundo y poner en dimensión el posteo en Twitter de LeBron James para comprender qué significa lo que produjo Durant el 16 de junio de 2021. The King, en su cuenta oficial publicó: “Grandeza. Gente, mientras puedan, disfrútenlo”. Una noche de colección de la mano de KD, una piedra precio de 2,11 metros dentro de la NBA.

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