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11 de noviembre de 2020

Los verdaderos motivos del retiro de Fernando Gago y el detrás de escena de cómo tomó la decisión

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El mediocampista de Vélez finalmente le puso punto final a su carrera futbolística después de superar cinco lesiones graves

“Es el final. Lo tenía decidido hace un tiempo. Y ahora lo voy a hacer público. Logré lo que quise hacer: me retiro en una cancha”.

Fernando Gago no quería dejarse derrotar por las lesiones. La última jugada no podía ser un parte médico. Su fortaleza no se lo permitía. Su talento no lo merecía. Las primeras recuperaciones las tomó como un desafío personal. Desde hace un tiempo se transformó en un ejemplo de vida para sus hijos. En la última rehabilitación, en la soledad del gimnasio de su casa, a veces se arrimaba Mateo y le preguntaba: “Papi, ¿cómo estás de la rodilla?”. El nene también más de una vez lo filmaba. En medio de la cuarentena hubo días de invierno en los que Gago se levantó a las 6 de la mañana para entrenarse. Hasta que en agosto confirmó que volvía a Vélez. A los 34 años lo hizo de nuevo. Con las agallas de un Giunta, aunque su ídolo siempre fue Redondo. El domingo fue al banco contra Gimnasia. Entró. Se notó que le costó. Pero la decisión estaba tomada desde antes. Su círculo íntimo ya lo sabía. Después de la práctica del martes se lo comunicó a sus compañeros de Vélez . Y si bien su plan inicial fue hacer una conferencia de prensa entre miércoles y jueves, por la noche posteó un comunicado en su cuenta de Instagram, una red social que usa más para mirar que para publicar. Hacía más de un año que no había ni una foto. Hasta que apareció una imagen de él de chico, con la carita de siempre y el punto final a su inmenso talento.

“Viví momentos fantásticos. Una carrera que ni en mis mejores sueños hubiera imaginado. También días difíciles, lesiones reiteradas que me afectaron durante estos últimos años. Pero a su vez me convirtieron en la persona que soy hoy”, escribió el 6 de Vélez, número que eligió en su último paso por el club en homenaje a Redondo. Gago -aunque nunca hubiera elegido tenerlas- cree que las lesiones lo hicieron un ser más terrenal. “Yo trabajé con un psicólogo en una parte de la lesión anterior. Pero te vas formando así a medida que pasan los golpes. A mí, a los 18 años se me murió mi papá. Y yo al otro día estaba entrenándome en Boca. Son situaciones en las que vas aprendiendo. Conocés qué es lo mejor para vos en momentos difíciles. Nadie puede decir que está contento con una lesión o algo feo que le pasó. Pero a mí me hicieron crecer. No busco el lado negativo de la lesión. O de las cosas malas que me pasaron deportivamente. Al contrario. Trato de buscarle todo lo positivo. Empecé a hacer cosas que no hacía. Porque a veces el jugador de fútbol se deja llevar tanto que no se da cuenta de cosas simples. Todo eso me sirvió en mi vida personal. Me acercó muchísimo más a la realidad de una persona normal y no de un futbolista”, contó en su última entrevista como futbolista con Infobae. Su inteligencia también lo ha destacado.

Que no haya tenido un partido en su nivel no lo detonó. Lógico en todo caso al volver de una larga recuperación. Alguna patada que le dejó marcas y le provocó fastidio tampoco lo empujó. Menos el parte médico totalmente inoportuno del martes, que informó de una molestia muscular. Su objetivo estaba cumplido: volvió a jugar después de 5 duras lesiones. Por eso no habrá un partido más. O sea: se retira Gago; no retiran las lesiones a Gago. Aunque no sea el único motivo. Es el más valioso, el que puede ser acompañado con la cortina musical de Rocky. Igual hay una situación más reservada. Tiene que ver con el juego. Pintita, el apodo que le puso Hugo Tocalli en un Juvenil, no se sentía súper cómodo con la idea de juego de Mauricio Pellegrino. Ve un cambio brusco entre las formas de Heinze, el DT amigo con el que volvió a las canchas, y el ex marcador central de Vélez, con quien coincidió en el Valencia de España en el 2012. Es más, gente del mundo Vélez dice por lo bajo que Gago ya había adelantado que veía difícil asentarse en este modelo, en un equipo que además perdió potencial en los últimos tiempos. De todos modos, lo más probable es que esa situación quede en la periferia. El foco está en que Gago se fue como craneó. De hecho es la segunda vez que Gago se retira. En diciembre del 2018, después de la final Boca-River en Madrid, en el avión de vuelta les avisó a sus compañeros: “Me retiro”. Aunque en marzo del año siguiente, su hijo lo empujó a Liniers...

“¿Cuándo vas a volver a jugar que quiero ir a la cancha?”. Esa pregunta fue la mejor motivación para Gago. Así se dijo “tengo que volver como sea”. No le importaron las buenas que había vivido. Ser campeón con Boca, el club que lo vio desde pibe. Ser campeón del mundo con el Sub 20 en el 2005 y medalla de Oro en los Juegos del 2008. Jugar en la Selección mayor y que se hable de su famoso primer pase a Messi. Ser comprado por el Real Madrid a los 20 años y convertirse en la transferencia más cara del fútbol argentino hasta que llegó la de Lautaro Martínez al Inter. Compartir vestuario con el Gordo Ronaldo, Beckham, Raúl, Casillas, Roberto Carlos. Que se lo lleve la Roma para jugar con Totti y De Rossi, dos que “allá eran más importantes que el Papa”. Tampoco lo frenaron las malas. La final del Mundial 2014 que jamás miró por televisión. El dolor de las lesiones. Los memes de los estúpidos que se ríen de la desgracia ajena sin ver la templanza de Gago para volver. “Yo jugué sin dolor de los 18 a los 24. Los primeros 6 años de mi carrera. Ahí no tenía el dolor en los pies. Todo arrancó en un partido de Champions. En una entrada en calor empecé a sentir molestias. Después, me infiltraba el tendón. Una locura que hice muchos partidos”, contó. A Gago le llegó a doler el roce de la sábana al dormir. Por eso se acostaba con el pie afuera...

Ese talento con la pelota -y con pelotas- siempre fue Gago. Ahora no sabe si será entrenador pero le gustaría estar ligado al fútbol. Mira todos los partidos. Le apasiona el análisis. Pensar en mejorar un equipo. Hoy imagina que podría ser manager también. Aunque es prematuro. Recién está procesando estos 15 años de futbolista profesional que se terminan. Quizá sirva para entender su cabeza la respuesta que dio hace unos pocos meses, cuando le pregunté cómo le gustaría que lo recuerden como jugador: “Va a ser difícil que se me recuerde de otro lado que no sea la lesión. Fue algo que me marcó durante los años de mi carrera. Y para mí fue muy doloroso. Pero que a la vez me ayudó para salir, para volver a jugar. Me gustaría que me recuerden los compañeros por cómo soy en el vestuario. Termino una carrera donde supe sortear obstáculos. Nadie pensaba que yo iba a volver después de 5 operaciones”. Tiene razón: el único que pensaba que podía volver para irse cuando él quisiera era Gago. Un monstruo que aunque hoy se retire siempre será póster.

Fuente: Infobae

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