El 11 de septiembre de 2001 pasó de ser un día despejado y soleado a uno de los más oscuros en la historia de Estados Unidos. Veinticuatro años después, las heridas por los atentados que cobraron casi 3,000 vidas siguen abiertas, mientras las víctimas y sus familias continúan exigiendo justicia y transparencia en las investigaciones.

La mañana del 11 de septiembre, el caos se apoderó de Nueva York. A las 8:46 a.m., el vuelo 11 de American Airlines impactó la Torre Norte del World Trade Center. Minutos más tarde, el vuelo 175 de United Airlines se estrelló contra la Torre Sur. El bombero George Díaz, quien se encontraba cerca del lugar, recuerda el terror que sintieron al ver el segundo impacto. "Ahora sabíamos que esto era a propósito", dijo. El conserje del World Trade Center, William Rodríguez, quien se encontraba en el sótano de la Torre Norte, recordó los gritos de la gente atrapada en los ascensores y el olor a "cloro y a cartón mojado". El humo y los escombros lo obligaron a él y a muchos otros a huir por las escaleras. Rodríguez, quien salvó la vida de varias personas gracias a su llave maestra, describió el infierno que vivió en carne propia.

ATAQUE AL PENTAGÓNO 

Mientras Nueva York ardía, el horror se extendía a otros puntos del país. A las 9:37 a.m., el vuelo 77 de American Airlines se estrelló contra el Pentágono, el centro del poder militar estadounidense, dejando 125 muertos en tierra. Poco después, el vuelo 93 de United Airlines se estrelló en un campo en Pensilvania. Los pasajeros, tras conocer el destino de los otros vuelos, se enfrentaron a los secuestradores, logrando evitar que el avión impactara su objetivo original, que se cree era el Capitolio o la Casa Blanca.

Consecuencias y búsqueda de la verdad

Dos décadas después, las consecuencias de los ataques persisten. Miles de rescatistas, como Rubiela Arias, han desarrollado enfermedades graves debido a la inhalación de plomo y asbesto. Aunque Arias recibió una indemnización y atención médica, afirma que "perdí mi salud".

Las familias de las víctimas, representadas por organizaciones como Familias y Sobrevivientes del 11 de septiembre Unidos por la Justicia contra el Terrorismo, liderada por Terry Strada, han presionado al gobierno estadounidense para que desclasifique documentos de inteligencia que puedan vincular a Arabia Saudita con el financiamiento del ataque. Strada, quien perdió a su esposo en la tragedia, aseguró que "la única forma en que sé cómo hacer eso es buscando toda la verdad". El presidente Joe Biden recientemente autorizó la desclasificación de algunos documentos, lo que podría dar más luz a las investigaciones. Aunque Riad ha negado los señalamientos, el activismo de las familias de las víctimas ha mantenido viva la búsqueda de justicia.