Mientras el gobierno habla de convertir a Argentina en una "potencia militar", las Fuerzas Armadas enfrentan una fuga masiva de oficiales y suboficiales debido a salarios indignos, erosionando su capacidad operativa. 

Según datos oficiales presentados al Senado, la sangría de personal calificado alcanza niveles críticos, con consecuencias inmediatas en la preparación de las unidades, advirtió en un completo artículo periodístico el sitio especializado www.zona-militar.com.

El problema central es económico: los sueldos castrenses están muy por debajo de la canasta básica, obligando a los militares a buscar segundos trabajos o migrar a fuerzas de seguridad provinciales, como la Fuerza Policial Antinarcotráfico de Córdoba, que en 2025 reclutó a decenas de efectivos del Ejército. Esta pérdida de personal entrenado demanda años y recursos para reponerse.

Capacidades en riesgo
Unidades estratégicas ya sufren vacíos críticos. El éxodo no solo afecta números, sino conocimientos acumulados: técnicos especializados, pilotos y mandos medios se van por mejores condiciones. Proyectos de reequipamiento pierden sentido sin quienes operen los sistemas.

Más allá de anuncios de modernización, sin soluciones salariales inmediatas (como la equiparación con fuerzas de seguridad, aún pendiente), el declive será irreversible. Las FFAA necesitan retener su capital humano antes que comprar equipos. La paradoja es evidente: se sueña con poder militar mientras se desmantela la columna vertebral que lo sustenta.