El conflicto salarial en el sector privado de la salud escaló esta semana con el inicio de un plan de lucha por parte de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA) Chaco, que incluye asambleas, suspensión parcial de actividades y reprogramación de cirugías y turnos programados en clínicas y sanatorios privados de la provincia. 

Sin avances en la negociación con las cámaras empresariales y con un fuerte malestar por la falta de incrementos salariales, los trabajadores comenzaron este martes las acciones en el Sanatorio Güemes. Las protestas continuarán el miércoles en el Sanatorio Frangioli y el jueves en el Sanatorio Chaco, con asambleas en doble turno: de 9:30 a 11:30 y de 17:30 a 19:30. 

Durante esos períodos no se realizarán estudios, prácticas médicas ni cirugías programadas, y solo se atenderán emergencias. La medida afecta a miles de pacientes y genera preocupación en el sistema privado de salud. 

"Una actitud irresponsable" 

“El diálogo se rompió de manera unilateral el último día de mayo. Los empresarios decidieron no firmar lo que ya veníamos conversando, escudándose en el tope salarial del 1,2% impuesto por el gobierno nacional. Fue una actitud irresponsable, insensible e inentendible”, afirmó Adrián Bellomi, secretario general de ATSA Chaco, al anunciar el inicio de la protesta. 

Durante mayo se realizaron varias rondas de negociaciones para definir un nuevo acuerdo salarial, pero las conversaciones se estancaron y dejaron al personal sin aumentos, en un contexto de fuerte pérdida del poder adquisitivo. 

Sistema desfinanciado y pronóstico reservado 

El conflicto no se limita al reclamo por salarios. Según Bellomi, el sistema de salud argentino atraviesa una crisis estructural marcada por el desfinanciamiento. “Hay un recorte generalizado: al PAMI, a obras sociales provinciales como el Insssep, a las transferencias por coparticipación. Las clínicas están asfixiadas, pero el ajuste siempre cae sobre los trabajadores”, denunció. 

En Chaco, el conflicto alcanza a más de 4.500 trabajadores del sector privado de salud, incluidos enfermeros, mucamas, técnicos, camilleros, administrativos y choferes de ambulancia, entre otros. A nivel nacional, el impacto abarca a más de 350.000 empleados del sector. 

“La gente que sostiene el sistema vive cada vez peor. Nos piden que seamos eficientes, que pongamos el cuerpo, pero nos niegan lo básico: un salario digno”, agregó Bellomi, quien no descartó medidas más contundentes en caso de no recibir respuestas. “Lo que están haciendo con los trabajadores de la salud, yo nunca lo vi. Si no hay respuestas concretas, la protesta se va a profundizar.” 

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