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INTERNACIONAL
13 de abril de 2025
La fecha se celebra en todo el mundo.
Un hombre y una mujer oriundos de Tailandia generaron un récord mundial, e inspiraron la creación del Día Internacional del Beso, hace menos de una década.
Ekkachi y Laksana Tiranarat, un guardia de seguridad y su esposa, respectivamente, ganaron el concurso en 2013 con el beso más largo de la historia (se extendió por 58 horas, 35 minutos y 58 segundos) y entraron en el libro Guinness de los récords.
“El beso es tan antiguo como el mundo. Aparece en el Antiguo Testamento, como una manifestación explícita de amor y compromiso en diferentes partes del texto bíblico. Aún con sutiles diferencias culturales, el beso permite el contacto de una de las partes más sensibles del cuerpo, los labios, con la piel o los labios de otra persona, permitiendo que se perciban características del otro que no podrían conocerse sin este acercamiento tan estrecho”, manifestó en diálogo con este medio Beatriz Literat, médica sexóloga clínica y ginecóloga del Departamento de Gineco-Sexo-Estética de Halitus Instituto Médico.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oxford sugiere que besar ayuda a evaluar a las parejas potenciales y, una vez en una relación, puede ser una forma de conseguir una pareja a largo plazo. También se ha descubierto que usamos 146 músculos e intercambiamos 80 millones de bacterias nuevas para besar.
Besar provoca una reacción química en el cerebro, que incluye un estallido de la hormona oxitocina. A menudo se la conoce como la “hormona del amor” porque despierta sentimientos de afecto y apego. Según un estudio publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, la oxitocina es particularmente importante para ayudar a los hombres a vincularse con una pareja y permanecer monógamos. Las mujeres experimentan una inundación de oxitocina durante el parto y la lactancia, lo que fortalece el vínculo madre-hijo.
Existe toda una disciplina dedicada a la investigación científica detrás de los besos; se llama filematología. Entre muchas otras cosas, la filematología mira a partir de lo que pudo evolucionar el besar. Una mamá pájaro alimenta a su bebé masticando la comida antes de escupirla en el pico de su cría, eso se llama “beso de alimentación”, y algunos investigadores creen que besarse puede haberse desarrollado a partir de esa actividad materna. Las escrituras sánscritas de 3.500 años de antigüedad, llamadas Vedas, contienen la primera documentación de besos que se conocen, y también hay pruebas de la celebración de besos románticos en otras culturas antiguas, como Roma. Todas estas diferentes perspectivas históricas sobre el cruce de labios son consideradas por los filematólogos en su investigación.