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EFEMÉRIDES

25 de enero de 2025

A 28 años del crimen de José Luis Cabezas

El fotógrafo apareció muerto luego de tomarle una imagen al empresario Alfredo Yabrán.

El fotógrafo José Luis Cabezas fue asesinado el 25 de enero de 1997 en la localidad bonaerense de Pinamar. Hoy, se cumplen 27 años del crimen que conmocionó al país, el cual fue perpetrado por una banda vinculada al empresario postal Alfredo Yabrán.

Un año antes del asesinato, Cabezas había logrado fotografiar al enigmático empresario propietario de la empresa OCA, durante la cobertura de verano que realizaba junto al periodista Gabriel Michi para la Revista Noticias.

El homicidio de José Luis Cabezas se dio en un contexto de dura disputa política entre el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, y Carlos Menem, quien ocupaba la jefatura del Estado. Ambos mantenían una rivalidad por el liderazgo del Partido Justicialista (PJ) y la sucesión presidencial.

 

En ese marco, al conocerse la noticia del asesinato del reportero gráfico, Duhalde afirmó que le habían "tirado un muerto" para trabar su postulación a la presidencia, lo que provocó que su disputa con Menem se profundizara con el avance de la investigación por el asesinato.

 

En 1996 el ministro de Economía de ese momento, Domingo Cavallo, había denunciado durante una exposición ante la Cámara de Diputados que Yabrán "lideraba una mafia enquistada en el poder". En tanto, Duhalde consideraba que Yabrán era "sospechoso" del crimen de Cabezas, y Menem sostenía en cambio que el dueño de OCA era "sólo un empresario más".

La emblemática foto de Yabrán caminando en la playa fue publicada en la tapa de la revista Noticias en marzo de 1996, y la investigación judicial posterior determinó que el empresario tomó la revelación de su imagen como una afrenta que no estaba dispuesto a perdonar.

Incluso, la frase que por ese entonces se le atribuía al dueño del emporio postal era la siguiente: "Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente. Ni los servicios de inteligencia tienen una foto mía".

Después de la publicación, José Luis Cabezas y su pareja, Cristina Robledo, comenzaron a recibir amenazas telefónicas. Un año después, un funcionario cercano a la gestión del entonces intendente de Pinamar, Blas Altieri, le confió al fotógrafo que "gente de Yabrán" había indagado sobre la dirección donde se alojaría durante la cobertura de la temporada.

Un mes antes del crimen, el policía de la bonaerense Gustavo Prellezo, condenado como uno de los autores materiales del hecho, se reunió con Yabrán en Buenos Aires, en las oficinas que el empresario tenía en Carlos Pellegrini al 1100. En esa reunión, el Alfredo Yabrán le confió que quería "pasar un verano tranquilo sin fotógrafos ni periodistas", según lo que el oficial declaró luego ante la Justicia.

Michi asegura que el objetivo "de máxima" que tenían ese verano él y Cabezas era entrevistar a Yabrán. En ese marco, el 24 de enero de 1997 ambos concurrieron a una fiesta que ofreció en su casa de Pinamar el empresario Oscar Andreani, donde llegaron en un Ford Fiesta de color blanco.

El periodista se retiró del lugar a las 4 de la madrugada, mientras que el fotógrafo lo hizo una hora después, en el mismo vehículo que habían llegado.

A la mañana siguiente, el cuerpo de Cabezas apareció adentro del Ford Fiesta quemado con alcohol metílico, en una cava de las afueras de Pinamar. El cadáver tenía sus manos esposadas y dos proyectiles de un arma calibre 32 alojados en la cavidad craneana.

QUÉ DEJÓ EL CRIMEN

El asesinato del fotógrafo develó vínculos entre el gobierno, políticos y empresarios, y cinco meses después del crimen debió renunciar el entonces ministro de Justicia, Elías Hassan, quien había mantenido más de cien contactos telefónicos con Yabrán.

La cobertura del caso fue tema excluyente para todos los medios del país y la foto del reportero gráfico acompañada con la leyenda "No se olviden de Cabezas" se convirtió en un símbolo de la denuncia contra la impunidad que unió en un mismo reclamo a organizaciones gremiales y organismos de derechos humanos.

Tras varios meses de instrucción, el juez federal de Dolores, José Luis Macchi, procesó y dictó prisión preventiva en mayo de 1989 para Yabrán como instigador del crimen.

Tras permanecer algunos días en condición de prófugo, el empresario postal se suicidó en un campo de su propiedad ubicado en Entre Ríos, donde cuando permanecía oculto. Prellezo, quien estaba al servicio de Yabrán, y un grupo de delincuentes conocidos como "Los Horneros", fue quien encabezó la autoría material del crimen.

 

CONDENAS

El expolicía bonaerense fue condenado a perpetua en febrero de 2002, pero sólo pasó tras las rejas 13 años pese a que la sentencia fue ratificada en las máximas instancias judiciales de la provincia y del país.

Los otros condenados por el asesinato fueron el expolicía Aníbal Luna, condenado a prisión perpetua y en libertad condicional desde 2017; el exjefe de Seguridad de Yabrán, Gregorio Ríos , condenado a perpetua como instigador del hecho y en libertad condicional desde 2008) y el comisario Mario "La Liebre" Gómez, condenado por liberar la zona en la que ocurrió el crimen, y quien recuperó la libertad en 2006 tras una decisión de la Cámara de Casación bonaerense.

Además fue sentenciado el policía Sergio Cammaratta como responsable de haberle hecho "un seguimiento" a Cabezas cuando trabajaba en Pinamar en el verano de 1997. Murió en el penal de Dolores en 2015.

De la banda "Los Horneros", reclutados por Prellezo, fueron desvinculados de la causa José Luis Auge, que recibió condena en el juicio que se hizo en 2004 pero quedó en libertad cuatro años más tarde y Sergio Gustavo González, quien fue sentenciado a prisión perpetua recibió una reducción de la condena y salió de la cárcel en 2006, aunque tiene una causa por drogas radicada en los tribunales de CABA.

Por su parte, también de la misma banda, fue desvinculado de la causa Horacio Braga (quedó en libertad condicional diez años después del crimen, y a mediados de 2018 cumplió su condena con la Justicia), mientras que Miguel Retana, sentenciado a prisión perpetua en 2000, murió por una afección originada por el SIDA en la cárcel un año después.

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