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POLÍTICA
14 de octubre de 2024
Sigue la interna por la Presidencia del PJ.
Cristina Kirchner avanza a fondo para llegar a la cima del PJ Nacional. Este lunes sus apoderados reservaron el nombre de la lista para competir el próximo 17 de noviembre en las elecciones partidarias. “Es un gesto claro de que va a jugar”, advirtieron en el cristinismo.
Anabel Fernández Sagasti, Teresa García y Gustavo Arrieta solicitaron la reserva del nombre de la lista “Primero La Patria”, color “Celeste y Blanca” y el Número 2. Una señal de que está dispuesta a ir al límite para llegar a la presidencia del partido, mismo objetivo que tiene el riojano Ricardo Quintela.
El gobernador norteño prometió llamarla hoy para intentar encontrar un punto de acuerdo en la discusión por la conducción del PJ Nacional. Los dos son candidatos. Los dos quieren conducir el partido. Las posibilidades de hacer una elección parecen ser efímeras. O es uno de los dos o es una lista de unidad. El interrogante está girando encima de sus cabezas.
Por el momento, no hay confirmación de que la comunicación haya existido. La señal de CFK es sugestiva, teniendo en cuenta que este lunes parecía ser el día apuntado para que, diálogo mediante, se avanzara en algún tipo de acuerdo de cara al cierre de listas, que es el sábado próximo.
El miércoles de la semana pasada CFK se intentó comunicar con el riojano pero no lo logró. Su secretario privado llamó al secretario del Gobernador y le dijo que la ex presidenta le quería hablar. Quintela nunca respondió y extendió el silencio a lo largo de los días. El fin de semana, durante una entrevista radial, prometió llamar a la ex vicepresidenta este lunes. Una extraña señal de acercamiento. Un gesto confuso.
La ex presidenta está juntando adhesiones públicas y avales partidarios para darle mayor volumen a su candidatura para el PJ. Hoy dio a conocer, a través del intendente de Merlo, Gustavo Menéndez, una foto junto al ex ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, quien había sido muy crítico del kirchnerismo durante el gobierno de Alberto Fernández. Una muestra de que quiere la unidad con todos los sectores.
En el peronismo, detrás de las declaraciones de guerra, hay muchos dirigentes que ven como un camino lógico que haya un acuerdo entre ambos y una sola fórmula. Sobre todo porque nadie imagina que pueda realizarse una elección en el partido, debido a los costos y la logística que demanda. “Es inviable”, repite un kirchnerista que empieza a notar una sublevación marcada sobre la figura de la ex mandataria.
Pero, al mismo tiempo, detrás de la resistencia de Quintela existe un grupo importante de dirigentes del peronismo que ven en su candidatura la posibilidad de discutir poder con el kirchnerismo. Una disputa que hace mucho tiempo quieren dar pero que no hay nadie que la encabece. “Es el momento de hacerlo. Es la oportunidad de plantarse ante Cristina y Máximo”, se sinceró un funcionario del peronismo del interior que trabaja en el armado del riojano.
Entre los dirigentes que acompañan al riojano ven que la resistencia de Kicillof en la interna bonaerenses es clave para que él se mantenga. Un poste de roble donde apoyarse. Un respaldo implícito que llega desde adentro del kirchnerismo. Si el gobernador bonaerese cae, acepta un acto conjunto el jueves por el Día de la Lealtad, y cede en la disputa, es probable que también lo haga el “Gitano”. Pero, en el comienzo de la semana, ese no parece ser el escenario.
Quintela no afloja en su voluntad de conducir el partido, pese a que la ex presidenta deja saber todos los días que la mayoría de los PJ de las provincias avalaron su desembarco en el partido. Nada de todo eso conmueve al “Gitano”, que evita criticar a la ex presidenta pero asegura que él tiene derecho a competir y a encabezar un proceso de unidad, tal como plantea CFK.
El jueves de la semana pasada el gobernador de La Rioja anotó a sus apoderados. Fue un gesto de cara a la interna del PJ. “Va a ir a fondo. Estamos firmes”, dijeron cerca del mandatario. Siguen juntando avales y cartas de adhesiones. Señales y gestos que van tensando el ambiente y aumentan la incertidumbre sobre qué pasará en los próximos días. Están jugando al límite los dos. Ninguno se baja del ring.