El macabro crimen perpetrado en Campo Largo por un ciudadano chino que mató a un compatriota suyo y escondió el cuerpo desmembrado en un tacho de 200 litros continúa siendo noticia incluso a nivel nacional.

Si bien el hecho está prácticamente resuelto, en las últimas horas se conoció un dato revelador: el presunto asesino habría trabajado como penitenciario cuando vivía en la República Popular China.

El crimen del autoservicio de Campo Largo conmocionó a esa localidad y tuvo repercusión a nivel nacional por lo macabro del caso.

De acuerdo con la reconstrucción del hecho que realizó la Policía del Chaco, el hombre identificado como Chen Bang Yao, de 67 años, tendría un pasado como efectivo en distintas prisiones del país asiático.

Chen Bang Yao quedó detenido este viernes 19 a primera hora luego de que en el supermercado del que presuntamente era propietario encontraran el cuerpo desmembrado de un ciudadano chino identificado luego como “Lu”.

Según los avances de la investigación, el hombre de 67 años habría ultimado a “Lu”, quien sería socio en el supermercado, de un disparo tras una fuerte discusión que había comenzado el jueves por la noche y terminó en tragedia.

La situación había sido alertada por vecinos del local comercial, quienes coincidían en sus testimonios: todos decían que se escucharon gritos y luego un fogonazo de arma de fuego.

Al otro día, el viernes, efectivos policiales llegaron hasta el supermercado -denominado El Oriental- y, en presencia de una ciudadana china, inspeccionaron el lugar hasta dar con el cuerpo de “Lu” desmembrado y escondido en un tacho de aceite.

El caso está a cargo del fiscal de Presidencia Roque Sáenz Peña, Marcelo Soto, quien ya tomó distintas medidas investigativas aunque se espera que esta semana pueda dar nuevas instrucciones.

El fiscal recogió distintos testimonios y pudo saber que las discusiones entre Chen Bang Yao y “Lu” eran recurrentes y que en el último tiempo habían subido de tono.

Soto espera, además, contar en las próximas horas con imágenes de las cámaras de videovigilancia ubicadas en el interior del supermercado, donde además de trabajar, también vivían los ciudadanos chinos.