Tiempo de descuento para Javier Milei. Faltan apenas ocho días para que jure como Presidente y tiene muchos temas sin resolver.

No solo quedan completar varios casilleros del gabinete, sino que debajo de los ocho ministerios hay que cubrir 4500 cargos superiores. El líder libertario recurre a funcionarios del PRO y a algunos profesionales de trayectoria. Pero no está clara su estrategia ni los beneficios que pretende obtener.

Mientras Mauricio Macri intentaba negociar con Milei un acompañamiento del gobierno, sumando funcionarios para llenar segundas y terceras líneas y promover a alguien de su riñón para la presidencia de la Cámara de Diputados, Patricia Bullrich siente que no le debe nada al fundador del PRO y negoció a título personal el ingreso al nuevo gabinete.
Macri regresó hace una semana de Arabia Saudita. No se reunió con Milei, ni el libertario lo llamó. Su idea es que de cualquier manera va a tener el acompañamiento del PRO y que necesita ampliarse hacia otros sectores. ¿Se beneficiará más Milei debilitando al espacio del PRO o negociando con Macri un paquete?

Por ahora, el mandatario electo parece inclinarse por lo primero. De hecho, el PRO reniega de la inserción de Bullrich en el gabinete nacional. Son varios los dirigentes de ese espacio que, con las cartas sobre la mesa, afirman que si Patricia no presentaba la renuncia a la presidencia del partido, ellos mismos se la iban a pedir.
Milei está ansioso por jurar. Trabaja incansablemente. Pero sus tiempos psicológicos no coinciden con sus necesidades.

Anunció que el día que asuma enviará al Congreso un paquete de leyes que incluyen la reforma del Estado, una modificación a la Ley de Emergencia Económica y el Presupuesto 2024, todos temas a ser tratados en sesiones extraordinarias.

El futuro ministro de Interior, Guillermo Francos, está en conversaciones con los distintos bloques legislativos. Pero si la idea es obtener despachos favorables y los votos suficientes para aprobar aquellos proyectos, necesita ya mismo negociar una posición relevante en las comisiones de ambas cámaras.

José Mayans, el jefe de los senadores kirchneristas, le avisó a la futura presidenta del Senado, Victoria Villarruel, que su fuerza -que sigue teniendo el control de la Cámara Alta- retendrá el liderazgo de las principales comisiones. Y Milei no puede arriesgarse a que el kirchnerismo le demore y desguace sus primeros proyectos legislativos.
En materia de economía, más allá de cubrir algunos cargos importantes, Milei debe si definir cómo instrumentará la devaluación del peso. Su futuro ministro, Luis “Toto” Caputo, es uno de los más hábiles expertos en la escena financiera.

El mercado de futuros descuenta que el salto del tipo de cambio oficial oscilará entre 80% y 100% y quedará en torno a los $700, y con una brecha mucho menor que la actual con los paralelos.

A la hora de pagar el costo político, parece aconsejable hacerlo rápido -cuando Milei tiene su capital político intacto- e incluso pecar por exceso. Devaluar la moneda, sin embargo, volverá a producir un nuevo fogonazo inflacionario y minará el inicio de la gestión.

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