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7 de junio de 2020

Es santiagueña, trabaja en el Ejército y ahora representará a la provincia en Miss Belleza Argentina.

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“Soy muy tosca pero quiero demostrar que ambos mundo son perfectamente compatibles", aseguró la joven.

Se trata de Pamela Constanza Verón, quien es miembro del Batallón de Aviación de Apoyo de Combate 601. “Soy muy tosca pero quiero demostrar que ambos mundo son perfectamente compatibles", aseguró la joven. Hasta la semana pasada, la vida de la suboficial Pamela Constanza Verón, miembro del Batallón de Aviación de Apoyo de Combate 601, transcurría entre herramientas, alas, fuselajes y trenes de aterrizaje. Desde hace casi cinco años integra el grupo de mecánicos del cuerpo de Aviación del Ejército Argentino y de lunes a viernes, durante al menos siete horas diarias, su función es reparar aviones. Ver que todo funcione como tiene que ser. Sin su trabajo, y el de sus compañeros, ninguna aeronave vuela. “Soy mecánica”, se define. Pero en los últimos días, la vida de Cony, como prefiere que la llamen, se ubicó en un lugar completamente distinto al que está acostumbrada: fue elegida como la representante de Santiago del Estero, su provincia natal, en el concurso Miss Belleza Argentina. Es decir, como define ella misma este momento particular, “pasará de las herramientas a los vestidos”. Desde ahora, además de ser la suboficial Verón, será también la “señorita Santiago del Estero” Según contó en diálogo con Infobae, va a incursionar en un ámbito en el que jamás se imaginó. Pero lejos de achicarse, la joven redobla la apuesta y asume el desafío. “De belleza no sé nada. Ni las uñas me pinto, pero voy a tener que aprender y me van a tener que ayudar. Soy muy tosca pero quiero demostrar que ambos mundo son perfectamente compatibles", asegura la joven mecánica, entre risas. Todo fue gracias a sus amigas. Tras conocerse el caso de otra integrante del Ejército que fue elegida para representar a la provincia de Salta en el mismo certamen, la animaron a anotarse. “El fin de semana me dijeron que debería inscribirme. Que tenía todo el porte para ganar. La verdad que nunca lo pensé. Hablé con la coordinadora del concurso, me anoté y en seguida me llamaron de vuelta. Me dijeron que había sido elegida. Me pidieron un par de fotos, conté lo que hago y me felicitaron. Después me mandaron un mail diciéndome que soy la representante de Santiago del Estero. Si gano competiría en el certamen de Miss Belleza Mundial pero en representación de la Argentina”, agregó. El reinado fue suspendido este año por la pandemia de COVID-19 y se calcula que se va a realizar el año próximo Una de las particularidades del concurso es que las participantes deben presentar una proyecto social para ser elegidas. No sólo es desfilar con elegancia y sonreír. El objetivo de Cony en la iniciativa que propuso es dar a conocer y reivindicar el trabajo de las mujeres y de la aviación. “Los organizadores estaban contentos con mi propuesta y me felicitaron. Pero más allá de eso, quiero contar mi experiencia de estos años en el Ejército y si se puede servir de ejemplo para muchas de que es posible cumplir sus metas”, resaltó la joven de 27 años. El nacimiento de su gran amor: la aviación La inquietud por los aviones le surgió desde que era una nena. Fue en su lugar natal, el pequeño municipio de El Bobadal, un lugar con no más de 2000 habitantes, rodeado de verde y alejado de todo. “Yo vengo de un lugar muy chiquito, que es rural y lleno de fincas. Cuando tenía como cuatro o cinco años veía las avionetas que fumigaban los campos. Yo las veía volar y desde ahí siempre quise meterme en el tema”, contó Pasó el tiempo y Cony se anotó en el Ejército en el área de Aviación. Su objetivo era claro y no había otra opción. Después de pasar un examen físico y teórico, fue elegida en el 2016 para el área de mecánica. Desde ese año no paró de aprender todo lo relacionado a los aviones, su gran pasión. Cuando se inscribió en el Ejército no le dijo nada a su mamá. Es más, le comentó que había aplicado para ingresar a la Gendarmería, pero cuando la eligieron en las Fuerzas Armadas, le dijo la verdad. “Ella se puso contenta pero sabía que me tenía que mudar a Buenos Aires”, relató la joven, cuyo hermano mayor es integrante de Fuerza Naval argentina. Verón ya va transitando su quinto año en el fuerza. Se mudó a la localidad bonaerense de San Miguel y de lunes a viernes trabaja en un hangar de Campo de Mayo. Vive sola y dedica prácticamente todo el tiempo a los que le gusta. Entrena, es maratonista e incluso cursa la carrera de Sistemas de la Información Geográfica en la universidad General Sarmiento, cerca del lugar en el que vive. “No sé cómo voy a hacer para dividir el tiempo entre mi trabajo, la facultad, el entrenamiento y ahora esto. Pero de alguna manera lo voy a resolver”, remarcó la joven Su objetivo en el Batallón es ser inspectora. Para eso sabe que le falta pero se muestra contenta de aprender todos los días algo nuevo sobre los aviones. Tiene otras tres compañeras en la misma área y celebra que cada vez hay más mujeres dentro de una fuerza donde siempre imperó el machismo y los prejuicios. “Todavía no puedo decir que somos un montón, pero cada vez somos más. Las cosas están cambiando”, afirmó con cierta satisfacción. La joven mecánica asegura que con esto espera que muchas se animen a sentir el orgullo que siente ella “de portar el uniforme” y que las mujeres puedan derribar mitos y prejuicios. Según cuenta, en estos años siempre demostró que está dispuesta a hacer cualquier trabajo dentro del Ejército y sin importar que “tradicionalmente lo hagan los hombres”. De hecho, en ocasiones, cuando las tareas requerían de alguna fuerza física adicional, Cony optaba por hacerlo sola. Y lo consiguió “Es algo único y los que somos militares sentimos ese amor y respeto por él. Al ser mujer hay que luchar contra muchos prejuicios pero las oportunidades que estoy teniendo en mi vida son por mi esfuerzo y gracias a mi querido Ejército, las puertas están abiertas para cualquiera que quiera ingresar y el ser mujer hoy en día no es un condicionante”, sentenció. El trabajo por estos días no cesó pese a la Pandemia. Todo lo contrario. En medio de la emergencia sanitaria los vuelos humanitarios por parte del Ejército se multiplicaron y su trabajo pasó a ser uno de los más esenciales. Porque si no la hace -como ya se dijo- ningún avión vuela. “Me sentiría una ganadora con el solo hecho de que una persona tome mi experiencia para cumplir sus sueños”, dijo. Fuente informativa: https://www.nuevodiarioweb.com.ar

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