La jueza Dolly Fernández, quien oficiará de magistrada técnica en el juicio por jurados contra el clan Sena por el femicidio de Cecilia, dejó trascender a algunos medios como una cuestión de suma importancia el inicio de la fecha que la ciudadanía escuchará los argumentos de la defensa y la querella para luego determinar si son culpables o inocentes la familia piquetera por el horrendo crimen que conmocionó a la provincia y al país.

Lo cierto es que la magistrada señaló que por la trascendencia del caso busca que se televisen las audiencias.

Ahora, ¿es legítima y ética una decisión de esa naturaleza? Primero habría que ver cómo no viola la ley porque se sabe que a los jurados no se les debe mostrar el rostro pero lo que más inquieta y la pregunta es ¿cuán necesario es llegar a esto?

Porque de concretarse se revictimizaría a la joven a la que destrozaron su vida, ¿para qué la ciudadanía debe enterarse de cómo César Sena mató a su esposa y luego descartó el cuerpo, cuál es el beneficio para la causa?

La respuesta es evidente, la Justicia es quizás el Poder más desprestigiado entre los tres y sus integrantes lo saben hasta el hartazgo, una espectacularización y mediatización (aún más) del resonante caso implicaría una lavada de cara hacia la sociedad respecto de su valoración.

Todos se miran su ombligo pero nadie piensa en Cecilia. No hace falta televisar nada, todo lo que debe saberse del caso ya trascendió y será el jurado popular el que decida la suerte de los Sena y sus colaboradores, que esperemos sea el de un condena ejemplar y extensa.