La eliminación de Boca Juniors del Mundial de Clubes 2025 marcó un punto de quiebre en lo que ya se perfila como el peor año deportivo del siglo para el club. Sin Copa Libertadores, sin Sudamericana y con una dolorosa salida prematura del torneo internacional más importante de clubes, el equipo de La Ribera atraviesa una crisis profunda que pone bajo la lupa a la gestión del presidente Juan Román Riquelme. 

El empate 1-1 ante el Auckland City —equipo semiamateur de Nueva Zelanda— fue el golpe final. El Xeneize quedó eliminado en la fase de grupos del certamen que reúne a las principales potencias del fútbol mundial, sumando otro papelón a un año ya repleto de tropiezos: fuera de toda competencia internacional y eliminado por un Independiente en reconstrucción en el Torneo Apertura. 

Las causas del colapso deportivo son múltiples: refuerzos millonarios sin rendimiento, como Alan Velasco, figuras como Edinson Cavani sin impacto en cancha, y cambios improvisados en el banco de suplentes —de Fernando Gago a Miguel Ángel Russo— que no dieron resultados. 

Pero para muchos, el foco principal está en la dirigencia. Riquelme, quien había prometido "un año divertido", enfrenta cuestionamientos cada vez más fuertes por decisiones estratégicas que, lejos de fortalecer al club, lo dejaron a la deriva en todos los frentes. 

Si no hay un cambio de rumbo profundo, Boca corre el riesgo de consolidar una cultura del fracaso que contraste con su gloriosa historia, que incluye 6 Copas Libertadores y 3 Intercontinentales. 

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