El Poder Judicial de Corrientes informó este jueves que  resolvió no establecer un régimen de visitas para un padre que pretendía un esquema de comunicación “amplio y flexible” con sus tres hijos, basado en su propia conveniencia.

La jueza Silvina Racigh, indicó que en la práctica ese pedido significaba visitas sin previsión, regido exclusivamente por sus horarios laborales y perjudicaba la estabilidad emocional de los chicos, en particular de la adolescente con síndrome de Down.

Como medidas adicionales para compensar el esfuerzo de la madre, la magistrada ordenó la inhabilitación del carnet de conducir y la prohibición de acceso a eventos públicos, hasta tanto el padre cumpliera con su obligación de presentar un plan adecuado para la vinculación con sus hijos. También le impuso el pago de los gastos administrativos del juicio.

REDUCIR LA INCERTIDUMBRE

 “…Mamá se enoja con él porque viene sin avisar y no le dice a qué hora va venir, a qué hora nos va buscar y a qué hora nos va llevar, no nos dice ni el día ni la fecha nada…”

Las manifestaciones de R. y F. fueron determinantes. Los niños expresaron su deseo de ver al papá, pero la falta de un esquema claro y la imprevisibilidad en las visitas ha generado un ambiente de inestabilidad.

El hombre alegaba que los horarios rotativos de comercio, incluidos algunos domingos, no le permitían prever salidas. La madre –quien también cumplía ese horario-, expresó estar agobiada por la situación.

Cuando un padre adopta una postura rígida o machista en la que pretende ver a sus hijos exclusivamente cuando él lo determine, sin considerar las necesidades de los niños, la madre o la logística familiar; es fundamental establecer límites claros afirmó la jueza. Y añadió: “El hecho de que trabaje en turnos rotativos no le da derecho a imponer su disponibilidad de manera unilateral”, a exigir un régimen de visitas adaptado a su conveniencia, sin considerar los horarios laborales y demás actividades de la madre.

“No basta decir que quiere verlos, el padre debe tomar medidas activas para que eso suceda, y -sin embargo- en todo el proceso fue incapaz de presentar algún plan razonable o alternativo al de la mamá”, expresó.

Insistió, dijo, con un régimen “amplio y flexible” como sinónimo de comunicación sin previsión y a su antojo, sin ofrecer, por ejemplo, horarios de llamadas telefónicas o video-llamadas con el fin de mantener algún nivel de vínculo. O siquiera evaluó la participación de terceros de su cercanía para cuestiones imprevistas.

Racigh consideró que fijar una vinculación en ese estado llevaría indefectiblemente a un mayor conflicto, a incumplimientos, y a más cargas para la madre, e inestabilidad para los niños.

Por lo tanto, para compensar la falta de compromiso del padre, gastos administrativos fueron impuestos al padre. . En este caso, el incumplimiento por parte del padre deberá ser compensado con acciones que demuestren su compromiso.