Mads Mikkelsen es al cine danés lo que Ricardo Darín es al argentino; es decir, sinónimo a la vez de calidad y de éxito comercial. Solo que el actor nacido en Copenhague hace 56 años ha tenido una proyección internacional que su colega porteño (al que no le han faltado propuestas desde el exterior, incluso para incursionar en Hollywood) ha desdeñado.

Si bien a Mikkelsen se lo ha podido ver en papeles más desarrollados o más limitados en grandes producciones como “Rey Arturo” (2004), de Antoine Fuqua; “Casino Royale” (2006), de Martin Campbell; “Furia de titanes” (2010), de Louis Leterrier; “Doctor Strange: Hechicero Supremo” (2016), de Scott Derrickson; o “Rogue One: Una historia de Star Wars” (2016), de Gareth Edwards, lo cierto es que sus mejores trabajos no han sido precisamente dentro del ámbito de Hollywood sino en el cine europeo en general y el danés en particular.

En ese sentido, el flamante estreno en los cines de Argentina de “Justicieros”, notable película de Anders Thomas Jensen en la que interpreta a un militar de carrera que estando en el frente sufre la muerte de su esposa en un hecho (¿accidente o atentado?) que cambiará su vida para siempre, es la excusa perfecta para analizar su prolífica, rica y diversa carrera.

Hijo de un banquero y una enfermera, formado en gimnasia durante su infancia y bailarín profesional en su juventud, Mikkelsen -con su distinguida estirpe y su 1,83 de altura- alcanzó notoriedad pública a mediados de los '90 con su participación en “Pusher” (1996), thriller de culto dirigido por Nicolas Winding Refn (con quien volvería a trabajar ya como protagonista en 1999 en “Bleeder”, en 2004 en la secuela “Pusher II” y en 2009 en “Valhalla Rising”), y desde entonces ya no paró más.

Con el citado Anders Thomas Jensen -que además es uno de los guionistas más prestigiosos del cine danés- ya había filmado “Luces parpadeantes” (2000); “Las manzanas de Adam” (2005), compartiendo cartel con otro prestigioso intérprete del mismo origen como Ulrich Thomsen; y “Mænd & høns” (2015).

La directora Susanne Bier, que también ha tenido una importante carrera a nivel internacional, lo convocó para películas como “Corazones abiertos” (2002), una de las últimas en ser concebidas bajo los preceptos del Dogma '95, aquel movimiento artístico que apostaba a una producción más artesanal, pura, urgente, visceral e independiente; y “Después del casamiento” (2006), mientras que otra cineasta de prestigio de su país como Lone Scherfig lo eligió para “Dos hermanos” (2002); y Ole Christian Madsen, para “Flame y Citrón” (2008), película sobre la resistencia danesa contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial disponible en la plataforma de Flow.

Mikkelsen es de esos actores dúctiles que apelan más a la contención que a una expresividad exagerada. En su mirada, sus mínimos gestos y su sensibilidad sin regodeos, reside el arte y la magia de cada una de sus interpretaciones. Puede ser un héroe, un villano o un perdedor, pero siempre logra darle incluso a sus personajes más detestables o (producto del guion que le toca en suerte) más superficiales una dignidad, una nobleza, una carnadura y un espesor emocional infrecuentes en el cine contemporáneo y que tanto se agradecen.

Mikkelsen es de esos actores “todoterreno” que pueden aparecer en el cortometraje de un cineasta ignoto o en televisión, donde en su país protagonizó durante cuatro temporadas (2000-2004) la brillante y exitosa serie “Unit 1”, o también en los Estados Unidos, donde entre 2013 y 2015 interpretó al doctor Dr. Hannibal Lecter en la producción de la NBC “Hannibal”.
Su última década ha sido majestuosa a ambos márgenes del Atlántico y arrancó en 2012 con “La cacería”, de Thomas Vinterberg, donde interpretó a Lucas, un maestro que lucha por la custodia de su hijo y, justo cuando su vida parece encaminarse, una inocente mentira  derrumba su situación. El film -disponible en Apple TV y Google Play- la valió nada menos que el premio a Mejor Actor en el Festival de Cannes.
Un año después regresó a la Competencia Oficial de Cannes con “Michael Kohlhaas”, de Arnaud des Pallières, en la que encarnó al personaje del título en un film de caballeros, duelos y batallas ambientado en las montañas Cevenas en pleno siglo XVI y por el que obtuvo el premio César (el Oscar francés).

En 2018 encabezó un excelente relato de supervivencia en condiciones inhumanas tras un accidente aéreo en “El Artico”, de Joe Penna (puede verse en Star+ y Movistar TV); en 2019 encarnó a un asesino a sueldo retirado en "Polar", de Jonas Åkerlund (disponible en Netflix).

Y en 2020 tuvo su consagración definitiva gracias a una nueva colaboración con Vinterberg en “Otra ronda” (también está dentro de la oferta de Netflix), ganadora del Oscar a Mejor Película Internacional. Allí, otra vez como docente (universitario en este caso), se abordan cuestiones como el alcoholismo a nivel individual y social, así como las nuevas formas de masculinidad. Su interpretación, sutil cuando hace falta y desbordada como cuando le toca bailar cerca del cierre, le valió una nominación al BAFTA británico y el galardón a mejor actuación tanto en los European Film Awards (distinción de la Academia del Viejo Continente) como en el Festival de San Sebastián, entre muchos otros reconocimientos.

Muy pronto, más precisamente el 15 de abril, lo veremos en el papel protagónico de Gellert Grindelwald en “Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore”, de David Yates; y el año próximo estará junto al mítico Harrison Ford y la británica Phoebe Waller-Bridge en la nueva entrega de una de las sagas más clásicas y perdurables de la historia del cine, “Indiana Jones”, en este caso bajo la dirección del eficaz James Mangold. Por suerte, hay Mikkelsen para rato.

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