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23/02/2025

Jugó en San Lorenzo y Huracán, hizo historia en Japón y hoy tiene una inmobiliaria: “Disfruto de una vida muy distinta”

Fuente: telam

Fernando Moner se destacó en el Ciclón y en el Globo, que se medirán esta tarde por el Torneo Apertura. Sus anécdotas con los Camboyanos, su pelea con la barra del Globo y cómo se convirtió en un embajador del fútbol nipón

>En la historia del fútbol argentino, son 55 jugadores los que vistieron las casacas de San Lorenzo de Almagro y Huracán, equipos que se enfrentarán este domingo para darle vida al clásico de barrio más importante del país. Fernando Moner integra esa lista, por haber nacido futbolísticamente en Boedo y haber cerrado su etapa profesional en Parque Patricios.

En el Santo, Moner vivió una etapa muy particular, porque el club pasaba por una crisis económica complicada. “Nos bañábamos en agua mineral, porque no había agua corriente en las duchas, no teníamos agua caliente. El utilero pintaba los números de las camisetas. Esa yo la viví. No podíamos cambiar una camiseta, porque rompíamos la cantidad que teníamos y no nos quedaban para el próximo partido. Recuerdo que nos echaban de los hoteles, porque no pagaban”, revela el ex lateral izquierdo en diálogo con Infobae.

En 1993, el Pelado Moner recaló por segunda vez en el Yokohama Flugges, etapa en la que el fútbol japonés se transformó en una liga profesional. “Ganando un partido en Japón, con el premio económico que cobraba, mi papá tenía que trabajar un año para conseguirlo”, cuenta.

- ¿Qué es de tu vida, Fernando?

- Estoy radicado en Mercedes, Provincia de Buenos Aires. Tengo una inmobiliaria. Estoy alejado del futbol y tenemos un emprendimiento familiar. Por suerte, trabajo mucho y bien. Y disfruto de otro tipo de vida, muy distinta a la que tuve como jugador.

- Cada cosa tiene su secreto, sus complicaciones. Lo más importante para mí es que cuando uno va a emprender algo, debe prepararse. Desgraciadamente, vemos en el futbol que chicos de 18, 19 años agarran dinero que nunca pensaban tener y se terminan comprando el último auto, en lugar de comprarles una casa a los padres. Lo seguimos viendo, y es algo que sigue sucediendo desde mi época. Yo tengo séptimo grado. No soy una persona preparada ni mucho menos. Mi padre fue ferroviario y mi madre ama de casa, así que mucho avance no tenía. Sí tenía en claro que debía ahorrar dinero y no malgastarlo. Mi primer auto me lo compré a los 27 años, cuando lo podría haber hecho a los 19. Primero, invertí en propiedades. Luego, me fui asesorando e investigando, y a medida que pasaba el tiempo, trataba de no gastar más de lo que me entraba. Por suerte, puede ahorrar y poner una inmobiliaria.

- ¿Te va bien?

- ¿Seguís despuntando el vicio de la pelota?

- Hace dos años que no juego por un problema que tengo en una de mis rodillas. Y desde hace un tiempo que no juego en el torneo de veteranos en Mercedes. Pero hace tres meses tuve una invitación desde Japón, porque este año se cumplen 80 años de la bomba de Hiroshima. Y se hará un evento muy importante en julio de este año en esa ciudad japonesa. Todavía no está cerrado el acuerdo y hay muchas posibilidades de que viaje a Hiroshima para jugar ese partido. Hay invitados como Zico, entre otros, y empecé a prepararme para ese evento.

- Sí, pero son los mismos tres clubes, con distintos nombres. Cuando llegué a Japón en 1988 era un fútbol amateur. Ese año, solo había cuatro argentinos, los demás eran todos japoneses que trabajaban en las oficinas de la empresa dueña del club. A partir de ahí estuve tres años de manera amateur. Nos teníamos que llevar la ropa de entrenamiento, inflar las pelotas, marcar las canchas y correr los arcos; totalmente amateur. Luego, me fui y volví en 1993, cuando se creó la liga profesional, al mismo equipo, pero con otro nombre. Se llamaba Fluges. Fue en la época que jugó Ramón Díaz, Toto Schillacci, entre otros.

- ¿Cambió bastante desde la época amateur al profesionalismo?

- ¿Cómo surgió la propuesta de jugar en Japón?

- En San Lorenzo salimos segundo en el campeonato con el Bambino Veira como entrenador. Teníamos un equipazo, con José Luis Chilavert, Blas Giunta, Lucho Malvárez, Walter Perazzo y Leonardo Madelón; nos fue muy bien. Luego, ganamos la Liguilla, pero el fútbol amateur de Japón me pagaba 35 veces más de lo que percibía en Argentina. Desde la parte económica no existía el menor análisis. Cuando tuve la oferta, lo charlé con mi familia. Era una oportunidad única, porque eran muy pocos los que se iban a jugar al exterior. No podía dejar pasar esa oportunidad y decidí irme. Hoy, con el diario del lunes, lo volvería a hacer.

- Sí, me costó mucho, algo que viví internamente y no hablé con mi familia, ni con nadie, pero iba con mucha hambre. Sabía a lo que iba. En seis meses, me manejaba solo en Japón, podía hablar y comunicarme. Lo primero que pensé fue “en este primer año que voy a estar en Japón, voy a aprender el idioma y, si me va mal en el fútbol, quiero aprender el idioma para tener una posibilidad laboral en el día de mañana”. Sabiendo castellano y japonés podía tener una fuente más de trabajo; eso fue lo que hice. Trate de aprender lo que más pude para que el día de mañana tuviera otra posibilidad de trabajo. De hecho, surgió, porque después trabajé durante seis años en una cadena de televisión japonesa.

- En San Lorenzo tenía tres utileros, tres médicos, dos masajistas, llenábamos las canchas todos los domingos, salía en la tapa de los diarios, me reconocían en las calles, estaba muy contento, pero pensaba que con 36 años a mis hijos no les pagaba la universidad con la tapa de El Gráfico. Entonces, pensé más en mi futuro. Me podía equivocar, pero tenía muy claro dónde quería llegar. Después, me cuidé para jugar en el Real Madrid, en el Barcelona, en la selección argentina, pero llegué a donde llegué. No me reprimo de nada, me cuidé como me tenía que cuidar y me preparé como debía prepararme. Me dio para llegar hasta ahí, pero pude llegar. Huracán quería que me quedara un año más, pero estaba totalmente decidido a no seguir.

- Muy bien. En mis primeros años fui elegido en el once ideal del torneo local. Durante el primer año, jugué todos los partidos y los minutos del campeonato. No falté nunca. El 100 por ciento jugué. Nunca fui expulsado ni estuve lesionado. Ganando un partido en Japón, con el premio económico que cobrábamos, mi papá tenía que trabajar un año para conseguirlo. El sueldo de mi padre en un año era lo mismo que el premio que cobraba por un partido ganado. Así que imaginate cómo me cuidaba.

- Sí, en la segunda etapa entre 1993 y1994 cuando surgió el fútbol profesional en Japón. Fue algo terrible, impensado. Yo había vivido la otra etapa y no lo podía creer. Se vendían carteles, gorros, banderas, muñecos, camisetas; todo. Nos dijeron que íbamos a cobrar el seis por ciento de las ganancias. Por ejemplo, vendían a mil yenes y nos daban sesenta yenes nada más. Yo pensé que nos estaban dando muy poco. Me dijeron que era un acuerdo y así se había cerrado. Finalmente, comprobé que ese seis por ciento era mucho. Eso pasó cuando la liga se profesionalizó y me volvieron a llamar. Estaban el Pelado Díaz, Gary Lineker, Pierre Llittbarski, Zico y tantos otros. Yo tenía como compañeros al paraguayo Raúl Amarilla, Edú, Válber Costa y Angelo Pretti.

- ¿Te manejaste con un traductor?

- Con las comidas, ¿cómo te las arreglaste?

- ¿Qué recuerdos tenés de tu paso por San Lorenzo?

- ¿Cómo se manejaban los referentes en el vestuario?

-Encima, vivieron una situación difícil en San Lorenzo desde lo económico en esa época, porque no cobraban…

- ¿Por qué?

- ¿Cómo era Gil y Gil?

- ¿Cómo era Bora Milutinovic?

- Y de tu paso por Huracán, ¿qué recalcás?

- Fueron criticados en su momento porque le ganaron a River y salió campeón San Lorenzo. ¿Cómo lo tomaron ustedes?

- ¿Por qué te retiraste?

- ¿Cobraban plata los barras de Huracán?

- ¿La pasaste mal con la barra?

Fuente: telam

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