En un estudio realizado en colaboración con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Universidad de Oxford expuso las desventajas que afectan a las mujeres rurales de gran parte de América Latina y del Caribe, al establecer que son el grupo menos conectado a las tecnologías de información y comunicación.

El trabajo, titulado “Desigualdad digital de género en América Latina y el Caribe” y coordinado por la científica social italiana Valentina Rotondi, recopiló datos de 23 países de la región sobre la base de la Encuesta Mundial Gallup y rastreos de la red social Facebook, entre otras fuentes de información tomadas en consideración.

Los investigadores advirtieron así que existe una brecha de género en el acceso a internet y a las tecnologías de las comunicaciones digitales: según sus resultados, en 17 del total de los estados analizados fueron menos las mujeres que declararon poseer celulares en comparación con hombres. Esto pese a que la propiedad de teléfonos móviles se incrementó del 45% en 2006 a cerca del 80% en 2017.

La disparidad se evidenció en países como Guatemala y Perú. No lo fue así en Argentina, donde al igual que en Brasil, se determinó una plena equidad de género en la posesión de teléfonos celulares. El panorama es diferente en Chile y Uruguay, donde la proporción tiende a favorecer a las mujeres.

“Pese a los avances, las mujeres aún están postergadas en el acceso digital. De acuerdo con el último informe divulgado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), en la mayoría de los países las mujeres aún están atrás de los hombres en el sentido de beneficiarse del poder transformacional de las tecnologías digitales. Más de la mitad de la población femenina global (52%) todavía no usa Internet, en comparación con 42% de todos los hombres”, subrayó Rotondi.

La otra conclusión a la que arribó la investigación fue que la diferencia es aún mayor entre las mujeres que viven en zonas rurales, con menos acceso a internet y dispositivos móviles. De tal modo, el género y el lugar de residencia interactúan produciendo varias desventajas para la población femenina del campo que les resta posibilidades de desarrollo.

El tema abordado, consideraron los autores, “adquiere especial relevancia en tiempos de pandemia de COVID-19, que aceleró cambios en las formas de producción y en las redes de comercialización de todo tipo productos, como alimentos y otros bienes suministrados por el campo”.

“El estudio revela que el acceso reducido a teléfonos celulares y a internet se suma a diversos problemas enfrentados por las mujeres rurales, como las barreras a la obtención de financiamiento, a capacitación, empleo formal y propiedad de la tierra”, dijo el director general del IICA, Manuel Otero.

Y agregó: “Eso muestra un cuadro de desigualdad que obstaculiza que una figura central del campo desarrolle su potencial tanto para la producción agropecuaria como para la estabilidad de su familia”.

La posesión de teléfonos fue evaluada respecto de tres medidas de empoderamiento utilizadas por la Organización Mundial del Trabajo (OIT): proporción de tasa de empleo vulnerable femenino en relación con el masculino; proporción de la fuerza de trabajo femenina en relación con la masculina, y proporción de desempleo juvenil femenino en relación con el masculino (medidas en el 2019).

A partir de ello, el estudio concluyó que, de modo general, cuanto menor es la brecha de género en la posesión de celulares, mejores son las perspectivas para la inserción de las mujeres en el mercado de trabajo y menores son las disparidades entre los géneros en trabajos vulnerables y desempleo juvenil.

Por su parte, el presidente del BID, Mauricio Claver-Carone, dijo que la entidad financiera multilateral “debe liderar los esfuerzos para extender oportunidades de empleo a través de la digitalización”, acotando que el organismo debe ponerse a “la vanguardia de las iniciativas para extender la conectividad en zonas rurales y aumentar su uso en educación, pequeñas empresas, los bancos y el financiamiento”.

En línea, el titular del FIDA, Gilbert Houngbo, remarcó el papel revolucionario que pueden cumplir los teléfonos móviles: “Las tecnologías digitales pueden ayudar a poner fin a la pobreza y el hambre con mayor rapidez, incluso en las zonas rurales de los países en desarrollo, donde la mayoría de las personas se ganan la vida a través de la agricultura”.

Fuente: Infobae