“La situación es muy preocupante en una decena de departamentos, lo que exige imponer medidas rápidas y fuertes”, reconoció en conferencia de prensa el vocero del gobierno, Gabriel Attal.

Tres semanas después de la sorpresiva decisión del presidente Emmanuel Macron de no volver a confinar al país, manteniendo solo el toque de queda entre las 18 y las 6 en todo el territorio, el ejecutivo se encuentra nuevamente bajo presión debido a un rebrote del virus. La causa: una multiplicación de focos provocados por una fuerte circulación de nuevas cepas. Y si bien son solo tres, por el momento, los departamentos que padecen una explosión del número de casos (Alpes-Costa Azul; Moselle, en el este, y Dunkerque, en el norte), el país entero retiene el aliento.

A nivel nacional, con 31.519 casos registrados en las últimas 24 horas (85.472 muertos desde que comenzó la pandemia), “el avance de la cepa británica es tan importante que el número de casos positivos aumenta cotidianamente. En una semana borramos la consecuente reducción de casos que habíamos registrado hasta aquí”, deploró el ministro de Salud, Olivier Véran. El funcionario reconoció a su vez una situación “muy preocupante en una decena de departamentos”, entre los cuales se encuentra París y sus alrededores.

Un confinamiento parcial y local fue decidido hace dos días en los Alpes-Costa Azul durante los próximos dos fines de semana para hacer frente al número inaudito de casos en Niza y su región. Lo mismo fue anunciado por Olivier Véran en Dunkerque. El gobierno también decidió que no levantará ninguna de las restricciones vigentes en aquellas regiones donde la incidencia es menos elevada.

En Dunkerque y las comunas aledañas, donde viven unos 250.000 franceses, con 1 habitante de cada 100 contagiado cada semana, la tasa de incidencia de la aglomeración (900 casos por 100.000 habitantes en siete días) es cuatro veces superior a la media nacional (205 casos) y muy por encima del umbral de alerta fijado a 250 casos por 100.000.

Avance de una nueva variante

La ciudad se verá así confinada desde el viernes a la noche hasta el lunes por la mañana durante los próximos fines de semana. Las autoridades locales habían alertado a mediados de febrero sobre la progresión de los contagios, con más de 70% de cepa inglesa en esa ciudad cercana a Inglaterra.

“Estamos aquí para tomar las decisiones que se imponen”, declaró Véran que visitó la ciudad para anunciar la medida. “El hospital está saturado, el personal agotado. Ahora espero que nuestros conciudadanos respeten las decisiones”, agregó.

Como en Niza, al borde del Mediterráneo, los desplazamientos durante el fin de semana solo serán posibles por motivos imperiosos y los comercios que no sean de primera necesidad cerrarán. En todo caso, Macron y su primer ministro, Jean Castex, rechazan la idea de aplicar una estrategia “cero Covid” con un confinamiento estricto y extenso para terminar de una vez por todas con la epidemia, como proponen varios miembros del Comité de Expertos que asesora al Palacio del Elíseo.

“Esa medida no nos permitirá erradicar el virus”, afirman los colaboradores de Castex, aludiendo al caso de Alemania, donde las curvas de contaminación no bajan a pesar de las estrictas restricciones impuestas desde mediados de diciembre, incluyendo el cierre de las escuelas.

No obstante, el gobierno tiene esperanzas de que llegue “la luz al final de túnel”, según declaraciones de Attal. Además de los test salivales, que serán distribuidos masivamente en las escuelas cuando terminen las actuales vacaciones de invierno, el ejecutivo apuesta a la campaña de vacunación, cuyo ritmo se acelera paulatinamente.

“Hoy, la mayoría de las personas que viven en residencia de ancianos ha sido vacunada (75%) y, en poco tiempo, deberíamos comenzar a ver los efectos positivos”, se congratuló Alain Fischer, coordinador de la estrategia de vacunación francesa.

El lunes pasado, después de entrevistarse con Paul Hudson, director general de los laboratorios franceses Sanofi, Macron saludó la decisión de la empresa de producir en Francia la vacuna contra el Covid-19 de su competidor estadounidense Johnson & Johnson.

“Debemos acelerar juntos la producción de vacunas mediante asociaciones industriales”, declaró el presidente en Twitter. Sanofi también está participando en la producción de la vacuna de Pzifer-BioNTech, para lo cual utiliza una de sus plantas en Alemania.

Para Macron se trata de una forma de “aumentar la oferta” y un arma suplementaria para respetar la promesa de vacunar a todos los franceses adultos voluntarios “antes del fin del verano boreal”.

Fuente: la nación